SOBRE EL YA NO CABEMOS
Estación Desborde, en el que todo se multiplica mal y así unos entran en el espacio de otros estorbando y quitando, produciendo cada vez más polución y ruido, aumentando la cantidad de basura y poniendo en veremos las cotas de agua y el consumo normalizado de energía. Y en medio de todo este desorden, las construcciones son un plan de confinamiento intensivo creciendo hacia las alturas y en las calles ya no hay movilidad sino atranques, confusión creciente y olores y sonidos varios, contaminación visual y gente que comienza a delirar porque no cabe por donde se mueve, porque la tocan y asaltan y bueno, lo que antes había sido un espacio con aire y posibilidades de movimiento (cuando la ciudad ya debería parar) ahora es un caos en el que se respira y se siente mal, los vehículos cumplen mal su función de llegar más rápido, los peatones se ahogan y crece la agresividad que, según la tesis de Erich Fromm, es una percepción dolorosa de la realidad y la manera más confusa de pensar.
Es claro que las ciudades, para serlo, tienen un límite y si lo sobrepasan se desbordan y en este desborde entran en crisis. Una ciudad no es un espacio que se rellena, como se cree y aplica en estas tierras, donde la acromegalia también es una enfermedad de planeación (¿desplaneación?) urbana, sino un espacio para crear civilización (palabra que viene de civitas, ciudad) y, como resultado, gente civilizada que aprende, convive bien, trabaja y produce no solo bienes y servicios sino arte, literatura, ciencia y pensamiento. Y siendo la ciudad civilización, se requiere que haya espacios para pensar y comparar, ejercer el ocio creativo (lo que sí sería innovación) y moverse y vivir en lugares priva- dos y públicos que propicien humanidad, que es la manifestación más alta de la inteligencia. Pero no dejan. Y…
Cuando las ciudades como la nuestra, que están imposibilitadas de crecer más debido a su situación geográfica (estamos en una especie de embudo-batea), se desbordan en su POT, los males aparecen por todas partes: sobrepoblación (lo que ya implica promiscuidad y la aparición del NN), contaminación exagerada ( C02, partículas de llanta, basura, ruido) inseguridad debido a la falta de oportunidades o al mismo desespero, movilidad atascada y vivienda reducida. Y a todo esto un ciudadano alterado, cuando no ya mental- mente enfermo, que desconoce al otro y solo piensa en lo suyo, violenta los espacios públicos tratando de ganar el propio y, en consecuencia, ya no vive en una ciudad sino en un pandemónium (según John
Milton, todos los demonios). Pero bueno, mientras tanto tosamos y vemos monstruos…
Acotación: Las ciudades grandes ya no son importantes debido a la problemática social y espacial que enfrentan. Y si bien se dice que progresan porque su infraestructura es moderna, la pregunta es: si es infraestructura que se crea es para rellenarla y llevarla a la crisis después, como pasa, ¿qué estamos haciendo? Que seguimos siendo pobres y más desesperados. Hay que hacer ciudades, no reventar las que hay
Hay que hacer ciudades, no reventar las que hay.