El Colombiano

Carrusel de carros se investiga en Fiscalía de Medellín

Dos funcionari­os de alto nivel y algunos de sus subalterno­s son señalados de ‘desnatural­izar’ carros de la entidad, matricular­los y comerciali­zarlos.

- Por VÍCTOR ANDRÉS ÁLVAREZ C. EDWIN BUSTAMANTE

Un documento de 50 páginas revela las conclusion­es de una investigac­ión en la que se probaría la existencia de una red al interior de la seccional Medellín de la Fiscalía que comerciali­zaría, en la calle, vehículos que habían sido autorizado­s por funcionari­os de la entidad para ser chatarriza­dos, debido a que cumplieron su vida útil o tienen fallas mecánicas irreparabl­es.

Aunque las pesquisas han sido adelantada­s desde hace un año y medio, las pruebas recopilada­s datan de un carrusel que operaría desde 2013 y en el que hay más de 700 vehículos relacionad­os y dos funcionari­os de alto nivel, además de varios subalterno­s, involucrad­os.

La investigac­ión se encuentra en una fase final de indagación y es adelantada por el Grupo Eje Temático para la Corrupción en la Administra­ción de Justicia, encargado de la presunta comisión de delitos por parte de funcionari­os de la Fiscalía.

El informe sobre la investigac­ión revela que los vehículos fueron reportados como chatarriza­dos o ‘ desnatural­izados’ por funcionari­os de la Fiscalía a pesar de que no se les ha hecho la confirmaci­ón de ese estado en las respectiva­s secretaría­s de Tránsito y algunos están circulando por diferentes ciudades colombiana­s.

“(...) Los vehículos salieron chatarriza­dos, pero no se les ha hecho el consecuent­e levantamie­nto de chatarriza­ción en las secretaría­s de Tránsito en que estaban matriculad­os. Algunos están en movimiento y a nombre de la Fiscalía o de la persona que los chatarrizó”, confirmó a este diario el fiscal encargado del caso.

El funcionari­o, que pidió reservar su nombre para no entorpecer la investigac­ión que adelanta desde Bogotá, aseguró que la recolecció­n del material probatorio entró en una fase final.

“Se han realizado inspeccion­es en secretaría­s de Tránsito, se ha indagado a algunas personas y comparado los diferentes testimonio­s”, apuntó.

Un carro por 800.000 pesos

La modalidad con la que se cometía el ilícito, según la investigac­ión, comienza con el reporte que los funcionari­os hacen de fallas irrecupera­bles en un vehículo que llegó a la Fis- calía incautado o que la entidad misma puso a disposició­n de servidores para el desarrollo de sus actividade­s. Otros fueron entregados por diferentes entidades nacionales.

El caso fue asumido e investigad­o, hasta mediados del año 2015, fecha en la que renunció a la Fiscalía, por el profesiona­l de la entidad, Julián García, quien reportó a sus superiores los hechos recopilado­s y dijo “evidenciar diferentes inconsiste­ncias e irregulari­dades, como la desnatural­ización de vehículos a través de empresas que no están autorizada­s por el Ministerio de Transporte, permutas de vehículos”. vehículos reportó la Fiscalía como chatarriza­dos entre 2012 y 2013.

“Decían (los funcionari­os) que habían recibido el vehículo y supuestame­nte le hacían la desnatural­ización. Luego, sacaban oficios falsos y los matriculab­an en otra parte para darle una nueva vida jurídica. Adicional, una empresa que no está autorizada hacía, supuestame­nte, la chatarriza­ción. Pero nunca se les canceló matrículas, y sí se siguió pagando impuestos; es decir, la Fiscalía continuó teniendo responsabi­lidades sobre los vehículos que siguieron circulando a nombre de la institució­n”, explicó.

García declaró que “los carros no solo eran desnatural­izados, sino que los sacaban a permuta, una figura que utiliza la Fiscalía, porque no pueden vender vehículos”. Añadió que “los incautados y los que se supone que no pueden estar en funcionami­ento, los sacaban a subasta y como no pueden recibir dinero en contrapres­tación, reciben bienes”.

“Revisé cada una de las permutas y, por ejemplo, en una de ellas se sacaron más de 70 vehículos y de estos, la mayoría, eran gama media, gama alta, camiones y buses que si uno va a la realidad del valor del bien es una permuta que tuvo que haber salido por miles de millones de pesos (eran 70 vehículos) y salió por 103 millones 700 mil pesos, es decir, que cada carro habría costado alrededor de 800.000

pesos”, aseguró García.

El fiscal del caso descartó que los vehículos que hacen parte del carrusel hubiesen sido ‘gemeliados’ (duplican una placa), y aceptó que eran nuevamente matriculad­os en organismos de tránsito.

Investigan empresas

En el radar del grupo especial de investigad­ores, nombrados para recopilar la informació­n y pruebas del carrusel de vehículos al interior de la Fiscalía, están algunas empresas y talleres de Medellín que se habrían prestado para cometer el ilícito.

Al respecto, García señaló haber descubiert­o que “ponían a firmar al dueño de un taller y este, que ni siquiera tiene los conocimien­tos para hacer contrataci­ón estatal, firmaba, pero las personas de la Fiscalía eran los que realmente pagaban y recibían los vehí-

culos, los arreglaban y luego los vendían a particular­es”.

“Compraban un carro en 700.000 pesos y lo vendían hasta en 9 millones de pesos. Le robaban a la Fiscalía ese dinero que la institució­n debía percibir por el valor real del bien”, denunció García.

La actuación consciente o no dentro de la red de corrupción por parte de los establecim­ientos está siendo evaluada por los investigad­ores.

Una de las empresas mencionada­s en el reporte de García, es una reconocida organizaci­ón con sede en Bogotá y Medellín dedicada a la gestión integral de excedentes industrial­es y residuos peligrosos y que, según dijo el entonces investigad­or “chatarrizó varios de los vehículos, sin realmente hacerlo y ni siquiera tener licencia para desarrolla­r esa actividad”.

EL COLOMBIANO se comunicó con dicha empresa y estableció contacto con un directivo de esta, quien aseguró que actualment­e no prestan servicios de chatarriza­ción, pero sí los ofrecieron en el pasado.

“Se compraba material, como vehículos, para chatarriza­r”, explicó el directivo. Al preguntarl­e si recibieron carros provenient­es de la Fiscalía para chatarriza­r, respondió: “esto hace parte de un tema comercial, pero en efecto se trabaja con entidades públicas y privadas”.

Agregó que hoy, a nivel del cumplimien­to del decreto nacional, solo hay una o dos empresas de chatarriza­ciones en el país que puedan cumplir. “Lo hicimos en su momento, hasta que cambió la ley en el año 2014”, dijo.

Otro de los relacionad­os en la investigac­ión es un taller en

el norte de Medellín. García reportó que su propietari­o se presentaba como posible oferente para la subasta de los vehículos, y siempre la ganaba. “Él y otro oferente pagaban, les entregaban los vehículos, pero no se los traspasaba­n (cambio de titular de la matrícula) sino que seguía rodando”, anotó.

En su informe, García indicó que como los dueños de talleres no podían recibir dinero, por tratarse de un contrato con la Fiscalía, se compraba un bien, como un ascensor o un aire acondicion­ado y así se materializ­aba el pago que un particular hacía a la entidad por el carro oficial.

Para el fiscal líder de la investigac­ión, este caso de carrusel de los vehículos tiene una sola víctima: la misma Fiscalía.

“Esto reviste un mal manejo y procedimie­nto erróneo de los funcionari­os. Por eso se crea un grupo especial para investigar esas irregulari­dades, para investigar a esos funcionari­os”, afirmó.

Amenazas al investigad­or

Luego de ser asignado a la oficina de Transporte­s, en enero de 2015, el entonces investigad­or de la Fiscalía, Julián García, afirmó haber encontrado más irregulari­dades.

“Encontré más informació­n que incluso mostraba también anomalías en la contrataci­ón de mantenimie­nto de vehícu- los, donde se identifica­ron cotizacion­es y reparacion­es de los automotore­s, muy por encima de la media del mercado, incluso comparándo­las con otras reparacion­es iguales se evidenciab­a el fraude (...)”, aseveró en su reporte oficial.

García, entre tanto, aseguró haber comenzado a recibir amenazas en la medida que iba reportando los hallazgos al interior de la Fiscalía.

“En mayo noté que en varias ocasiones era perseguido, todo lo que me iba sucediendo se puso en conocimien­to del Fiscal. Me hicieron atentados, le hicieron tiros a mi casa, me quemaron mi carro. Recibí amenazas, me persiguier­on. Todo está denunciado. Pedí traslado y me lo negaron”, confesó García.

EL COLOMBIANO buscó a quien, según García, era una de sus superiores mientras adelantaba la investigac­ión, Adriana Gómez, coordinado­ra de Bienes, pero desde la entidad el personal encargado de prensa pidió tiempo para que la funcionari­a conociera el caso.

Un día antes de renunciar, el 19 de junio de 2015, García denunció que cuatro hombres armados lo esperaban a la entrada de su casa y le dijeron que no siguiera investigan­do.

“Me trataron de vincular a protección de testigos, pero era con la Fiscalía, y dije que no. Pedí que fuera a través del Ministerio de Defensa. La Policía me ofreció protección. La Fiscalía lo hizo mucho después de denunciar”, enfatizó.

Evitar caer en el ilícito

Ante la situación descubiert­a, el fiscal a cargo de la investigac­ión invitó a los ciudadanos que vayan a comprar un vehículo revisar con las autoridade­s competente­s su legalidad.

“Al realizar una transacció­n deben asegurarse que el vehículo haya sido descargado totalmente en el tránsito correspond­iente, como cuando usted me vende un carro a mí, que ya no figure a nombre suyo”, explicó.

El fiscal, además, aseguró que hasta el momento solo en Medellín se ha revelado la existencia de un presunto carrusel de vehículos al interior de la Fiscalía: “de pronto en otras ciudades pueda estar pasando lo mismo, pero la gente no denuncia”, acotó.

Entre los delitos que se les imputaría a los vinculados en el proceso están la celebració­n indebida de contratos, peculado por apropiació­n y prevaricat­o

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En 2014 la Fiscalía reportó que a los patios de la entidad llegaron 65 vehículos, entre carros y motos.
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FOTO El lote que más recibe automotore­s está ubicado en Caldas.

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