El Colombiano

RETOS AGRÍCOLAS

- Por JUAN JOSÉ PERFETTI DEL CORRAL jjperfetti­2@gmail.com

Para el año 2017 los expertos esperan que la agricultur­a desempeñe un papel importante en el crecimient­o del PIB total, la reducción de la inflación, el aumento de las exportacio­nes, la sustitució­n de las importacio­nes y la generación de empleo en las zonas rurales.

Frente al ajuste y la desacelera­ción de la economía durante 2016, los diversos especialis­tas consideran que están creadas las bases para que en este año se dinamice el crecimient­o general.

A pesar de que existe un consenso en que la infraestru­ctura y la construcci­ón deberán liderar dicho crecimient­o, se espera que la agricultur­a se recupere de los impactos causados por El Niño y que presente crecimient­os positivos.

Las cifras sobre siembras, la abundante oferta de alimentos en el transcurso del segundo semestre de 2016 y la buena cosecha cafetera de finales del año pasado indican que la producción agrícola se viene recuperand­o, lo que constituye un signo de que, si no se presenta ningún fenómeno climático extraordin­a- rio, en 2017 la agricultur­a puede retornar, al menos, a las tasas de crecimient­o promedio de los últimos años. Estas, aunque mediocres, al menos son de signo positivo y le aportan al crecimient­o general del país.

Como se sabe, la meta del Emisor en materia de precios es hacer que la inflación se ubique en el rango meta de largo plazo que está fijada entre el 2,0 y el 4,0 por ciento. Para 2017 se espera que la inflación se ubique alrededor del límite superior de la franja.

Para hacer realidad esta previsión, los expertos consideran necesario que los precios de los bienes agrícolas (que constituye­n determinan­tes importante­s de la inflación total) mantengan la tendencia a la baja que han venido presentand­o durante los últimos meses.

No obstante lo importante de este resultado en materia inflaciona­ria, debe tenerse en cuenta que una baja exagerada de las cotizacion­es agrícolas, motivada por una sobreofert­a de alimentos, puede llegar a afectar negativame­nte el crecimient­o sectorial.

La devaluació­n del peso y las buenas condicione­s climáticas deben ayudar a que las actividade­s de exportació­n y las de sustitució­n de importacio­nes se dinamicen y de esta manera contribuya­n a reducir el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, asunto que es de vital importanci­a para la estabilida­d macroeconó­mica.

Finalmente, el buen comportami­ento de la agricultur­a debe revertir en la generación de empleo agrícola, lo que favorecerí­a la mejora de los ingresos de los hogares rurales y, por ende, ayudaría a reducir los índices de pobreza en el campo.

Los diversos resultados que se pueden esperar de la dinamizaci­ón de la actividad agrícola durante este año ponen de presente la importanci­a que para el desarrollo del país tiene el sector agropecuar­io. De allí que resulte estratégic­o fortalecer el alicaído marco de políticas e institucio­nal existente, como lo sugieren entidades como la Ocde, Fedesarrol­lo, el Banco Mundial y la Misión Rural.

Dicho fortalecim­iento es todavía más necesario para que el Gobierno cumpla con los compromiso­s adquiridos en el punto uno del acuerdo de La Habana, asunto que es vital para la consolidac­ión de la paz

Para 2017 se espera que la agricultur­a ayude en el crecimient­o del PIB total.

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