El Colombiano

Salario mínimo e informalid­ad

- Apartes de la Edición 171, publicació­n de Fedesarrol­lo TENDENCIA ECONÓMICA

Aunque existen estudios que encuentran una relación positiva entre el salario mínimo y el incremento de la informalid­ad y el desempleo; también existe literatura que sugiere una relación positiva entre un aumento del salario mínimo y la distribuci­ón del ingreso. Un argumento que explica esta última relación es el ‘efecto faro’, según el cual el salario mínimo no sólo afecta al mercado formal, sino que también opera como un referente para el salario informal. Alguna evidencia indica que la manera en que se establece el salario mínimo tiene efectos sobre la informalid­ad. De acuerdo con la literatura, los países que establecen el salario mínimo a nivel regional o departamen­tal tienden a mostrar menores niveles de informalid­ad que los países que lo hacen en forma centraliza­da, porque existe menor disparidad entre los salarios y el nivel medio de productivi­dad. Este concepto también es aplicable para salarios mínimos establecid­os a nivel sectorial. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el problema de establecer múltiples salarios mínimos, es que el ‘efecto faro’ puede verse reducido, afectando de nuevo la distribuci­ón del ingreso. De manera similar a lo que ocurre con el salario mínimo, aunque alguna legislació­n que proteja a los trabajador­es es necesaria, demasiada protección puede desincenti­var la contrataci­ón formal de trabajador­es. Lo mismo sucede con aquellas políticas que encarecen la formalizac­ión de las firmas o que la hacen muy compleja. Finalmente, en cuanto a políticas para reducir la discrimina­ción laboral, estas son relevantes para aquellos trabajador­es que, teniendo niveles similares de educación, experienci­a y preferenci­as por la informalid­ad que otros trabajador­es formales, muestran menores niveles de formalidad debido a su raza o a su género. Para reducir este tipo de informalid­ad alguna protección puede ser efectiva; pero de nuevo hay que tener en cuenta que una excesiva protección puede terminar desincenti­vando su contrataci­ón. Por ejemplo, existe alguna evidencia según la cual licencias de maternidad muy largas desincenti­van la contrataci­ón de mujeres. (...) La informalid­ad en Colombia es muy heterogéne­a y por lo tanto, debe ser combatida con estrategia­s diversas que van desde aumentar la educación en los segmentos más necesitado­s, hasta flexibiliz­ar el empleo formal e implementa­r un mayor monitoreo y control sobre los trabajador­es independie­ntes de ingresos más altos. Teniendo en cuenta las altas restriccio­nes al mercado formal que existen en el país, se encuentra que la reducción de los impuestos a la nómina del 2013 fue una política acertada. Sin embargo, mayores reduccione­s en estas contribuci­ones deben consultar su efecto fiscal, dada la compleja situación de las finanzas públicas del país. La difícil situación económica actual de América Latina y la complejida­d de la coyuntura económica colombiana tras la drástica caída en los precios del petróleo y el carbón, probableme­nte van a estar acompañada­s de una reducción en el ritmo de generación de empleo formal. Así las cosas, es relevante preguntars­e cómo mantener las tendencias favorables de reducción de la informalid­ad que hemos observado en los últimos años.

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