Salario mínimo e informalidad
Aunque existen estudios que encuentran una relación positiva entre el salario mínimo y el incremento de la informalidad y el desempleo; también existe literatura que sugiere una relación positiva entre un aumento del salario mínimo y la distribución del ingreso. Un argumento que explica esta última relación es el ‘efecto faro’, según el cual el salario mínimo no sólo afecta al mercado formal, sino que también opera como un referente para el salario informal. Alguna evidencia indica que la manera en que se establece el salario mínimo tiene efectos sobre la informalidad. De acuerdo con la literatura, los países que establecen el salario mínimo a nivel regional o departamental tienden a mostrar menores niveles de informalidad que los países que lo hacen en forma centralizada, porque existe menor disparidad entre los salarios y el nivel medio de productividad. Este concepto también es aplicable para salarios mínimos establecidos a nivel sectorial. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el problema de establecer múltiples salarios mínimos, es que el ‘efecto faro’ puede verse reducido, afectando de nuevo la distribución del ingreso. De manera similar a lo que ocurre con el salario mínimo, aunque alguna legislación que proteja a los trabajadores es necesaria, demasiada protección puede desincentivar la contratación formal de trabajadores. Lo mismo sucede con aquellas políticas que encarecen la formalización de las firmas o que la hacen muy compleja. Finalmente, en cuanto a políticas para reducir la discriminación laboral, estas son relevantes para aquellos trabajadores que, teniendo niveles similares de educación, experiencia y preferencias por la informalidad que otros trabajadores formales, muestran menores niveles de formalidad debido a su raza o a su género. Para reducir este tipo de informalidad alguna protección puede ser efectiva; pero de nuevo hay que tener en cuenta que una excesiva protección puede terminar desincentivando su contratación. Por ejemplo, existe alguna evidencia según la cual licencias de maternidad muy largas desincentivan la contratación de mujeres. (...) La informalidad en Colombia es muy heterogénea y por lo tanto, debe ser combatida con estrategias diversas que van desde aumentar la educación en los segmentos más necesitados, hasta flexibilizar el empleo formal e implementar un mayor monitoreo y control sobre los trabajadores independientes de ingresos más altos. Teniendo en cuenta las altas restricciones al mercado formal que existen en el país, se encuentra que la reducción de los impuestos a la nómina del 2013 fue una política acertada. Sin embargo, mayores reducciones en estas contribuciones deben consultar su efecto fiscal, dada la compleja situación de las finanzas públicas del país. La difícil situación económica actual de América Latina y la complejidad de la coyuntura económica colombiana tras la drástica caída en los precios del petróleo y el carbón, probablemente van a estar acompañadas de una reducción en el ritmo de generación de empleo formal. Así las cosas, es relevante preguntarse cómo mantener las tendencias favorables de reducción de la informalidad que hemos observado en los últimos años.