El Colombiano

TENDENCIAS

El símbolo de la fiesta entró a Riosucio este sábado. El domingo fue para las cuadrillas.

- Por MÓNICA QUINTERO RESTREPO

El Diablo estuvo en las calles de Riosucio y se hizo carnaval.

El Diablo permaneció en la esquina, tapado con una tela negra. Llovía, despacio, fuerte, despacio, fuertísimo. La música siguió sonando, sin embargo, tal vez como conjuro, un llamado a que se fueran las nubes. Se adivinaban unas alas, pero ninguna señal de color, de forma o de cara. El desfile era a las 7:00, pero el agua se adelantó por pocos minutos, y llovió, según la memoria de los riosuceños que se escampaban cerca, como nunca había llovido un día de Entrada de Diablo. Dos horas cayó agua en Riosucio, Caldas, mientras el Diablo esperaba, tapado, aún en secreto de estado.

Revienta culebra,/ al son del himno/ y a los pies del Diablo, dice la oración, y la culebra estalló después de dos horas de agua. El Diablo había quedado al descubiert­o: rojo, arrodillad­o como si fuera a correr, sosteniend­o en la mano derecha un palo. Cinco metros hacia arriba, nariz aguileña, cara de hombre, cachos de toro pequeños (“cortos y chicos, están creciendo a buen ritmo”, explicaría después en su saludo, en la mitad del Parque de La Candelaria). Ahí estaba, por fin, después de dos años de espera.

Tristezas lejanas

No has visto al Diablo desde hace cuatro años porque las fotos del Carnaval de 2015 y un encuentro tardío con ese que llegó de cachos dorados y montado en toro, no cuentan para un riosuceño. Recuerdas esos días. Estabas a más de 8.400 kilómetros de Riosucio, Caldas, y desesperad­a buscabas en internet los post de tus amigos riosuceños para saber cómo iba a ser su majestad, pero los riosuceños estaban sin conexión a internet, había colapsado la red. Estabas furiosa, vos tan lejos, y el Diablo entrando a Riosucio: nunca, en 28 años, te habías perdido un Carnaval, y ahora estabas lejos, tan triste. Tú tía te dijo hace poco que en 1987 tu papá te llevó en hombros, de cuatro meses, seguro a que conocieras a don Satán. Esa fue la primera vez entre vos y la fiesta.

El viernes a las 12: 00 tu amiga de toda la vida te recordó que estabas de nuevo en tu pueblo, e igual que esa romería de gente que alcanzaba tres cuadras consecutiv­as, saltaste hasta que te dolió la rodilla, y cantaste el Salve, Salve placer de la vida hasta que se te fue la voz. Recordaste eso que leíste en la tarde, de que el Himno del Carnaval es el canto que aprenden los riosuceños desde niños. Es así, no tienes memoria de haberte sentado a aprenderlo. Parece magia: ape-

nas se escuchan las primeras notas, el riosuceño ya está con la mano arriba, cantando esa canción que escribió un señor llamado Simeón Santacolom­a en 1913: “A Riosucio por siglos sin cuento// no le falte su regio esplendor,// y que seas el fiel monumento// que eter- nice su fama y honor”.

Ese es un desfile raro. Salen a recorrer las calles del pueblo, cantando, como si cantar fuera la expresión más simple de la felicidad. Estás feliz. El Carnaval ha comenzado otra vez, y es sobre todo la posibilida­d de entrar a un mundo de ficción, donde hay un Diablo bonachón que preside, y unos disfraces que te permiten ser otro. Eso es lo importante del Carnaval: ser otro.

Bailas esa noche con tus amigos hasta el amanecer.

Su Majestad

El Diablo recorrió las calles todavía con lluvia. Violento, de maravillos­o, lo describió el vendedor de dulces. Don Satán, a su paso, va dejando un rastro de cuchicheos: que los cachos son cortos, que la cola está larga, que el de 2017 es rojo, que esta vez no tiene testículos para el agüero que todavía creen algunos de que tocárselas da buena suerte, que los ojos son rojos, que por detrás parece un murciélago, que si irá a tirar fuego por la boca. En la Plaza de la Candelaria, el Diablo ondeó las alas, y entonces se reveló el segundo misterio, el de qué irá a hacer la efigie esta vez. En otras ocasiones ha tirado fuego por la boca, le alumbran las alas, mueve la cabeza.

El agüero de Gustavo Cardona, riosuceño y artista que elabora el Diablo, es distinto: un juego con la mano izquierda, porque él también es zurdo, porque sabe que son más poquitos. La izquierda rige el orden de montaje, dice.

El Diablo es el símbolo principal de la fiesta, pero no su esencia, y luego está que es bonachón, que invita a gozar. En su discurso volvió a hablar de disfrutar en paz, de celebrar, de encontrars­e en las diferencia­s.

Para Gustavo, al fin y al cabo, el Diablo es el símbolo de la unión, y es todo aquel que viene a Riosucio, que escucha, que se impregna de la tradición y la riqueza de este pueblo.

Don Sata se quedó en el parque de abajo (Riosucio tiene dos parques, separados por una calle), para presidir el Carnaval, y para que en este tiempo de fotos, le tomen tantas fotos como quieran. Él los acoge, con su sonrisa pícara.

Sonreír

Llueve tanto. Tu memoria tampoco se acuerda de que alguna vez hubiese que preo- cuparse por la lluvia. En enero hace tanto calor en esta tierra, que es rarísimo que caiga agua siete días después de comenzar el año. A veces miras de reojo que no se les haya ocurrido develar la efigie, y vos escampándo­te.

Cuatro años son mucho tiempo para volver al Carnaval. Deja de llover, la música suena más duro. El Diablo se ha quedado sin su negro: es rojo, con unos cachitos minúsculos, con una cara de señor. No te gusta, la primera vez.

Te vas a la plaza de abajo, o La Candelaria, a esperar que termine el desfile. Al Diablo hay que darles segundas oportunida­des. Llega de pronto. De lejos, te gusta más.

Sabes de la emoción cuando se acerca al proscenio, mientras el Himno del Carnaval, por supuesto, se vuelve a bailar. Bienvenido, Diablo, piensas. Sabes que ser riosuceño, como dice Rommel Vargas, de la cuadrilla Los Vargas, en la que estás, es ser estar loco. Hay que estar loco, sonríes. Menos mal sos de estas tierras: dónde se crea un mundo paralelo, con un Diablo bien bonachón

 ??  ??
 ?? FOTOS ALEX HEREIRA ?? El Diablo se pasea por las calles. La esencia de la fiesta son las cuadrillas y 25 desfilaron.
FOTOS ALEX HEREIRA El Diablo se pasea por las calles. La esencia de la fiesta son las cuadrillas y 25 desfilaron.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia