El tablero de ajedrez es la mayor pasión de Jerónimo

A sus 13 años de edad tiene una displasia distrófica, pero esa condición congénita no le impide practicar lo que más le gusta.

Mientras su rival se interesa más en quitarle piezas, Jerónimo Guerrero busca cómo ubicarlas en buenas posiciones para después comenzar el ataque en procura de una victoria.

Sus manos y piernas son cortas, producto de una displasia distrófica (acortamiento de los miembros superiores e inferiores), pero las mueve con habilidad en el momento de hacer cada jugada.

Mira a su rival cada vez que hace un movimiento y luego lo sigue detenidamente para ver cómo responde. Sus 1.10 metros de estatura no le ofrece mucha comodidad sobre la mesa, pero sí la suficiente para tener una panorámica completa del tablero que lo lleve a pensar con rapidez en la respuesta a la acción que viene.

“A mí me gusta sacrificar piezas en función de una buena posición”, dice Jerónimo. Efectivamente eso hace ante Santiago Zapata, quien se creyó ganador al quitarle un alfil y un caballo, y desconociendo la ubicación de la dama y una de las torres de Jerónimo que al final lo llevan a la victoria.

La felicidad no solo embarga al jugador. A su lado, Germán Guerrero, su padre, sufre y al ver que termina el juego es el primero en arrimarse a darle un beso de felicitación.

“Para Jerónimo, el ajedrez es su vida, es el deporte que le enseñó a ser disciplinado y uno de los mejores estudiantes. Lo aprendió por sus propios medios desde los cinco años y lo único que hemos hecho nosotros es apoyarlo”, manifiesta Germán.

Cámaras y periodistas estuvieron pendientes de la mesa 35, siguiendo las jugadas, durante la hora y 40 minutos que duró la partida.

“Me apasiona mucho jugar, que tenga contrincantes buenos que no me hagan fácil la partida. Soy una persona a la que le gusta enfrentar rivales superiores para aprenderles”, agrega quien hace parte del club Titanes de El Poblado y este año comenzará el séptimo grado en el colegio Colombo Francés.

Planear, buscar estrategias y una mayor concentración en el aula de clase, son las mayores ganancias que ha obtenido con el juego ciencia.

“No sé si tendré el ajedrez como hobby o carrera, pero de momento me ha servido para mi formación y ser una persona disciplinada”.

Jerónimo, quien nació en Bogotá y está radicado en Medellín desde 2006, es un ferviente seguidor de Magnus Carlsen (campeón mundial). “Él, definitivamente, es el más teso en el ajedrez, me apasiona verlo jugar”