Ponyfútbol, corona a la superación de Jéfferson
De situaciones familiares complejas surgió este delantero, chiquito y habilidoso, del corregimiento San José de La Ceja que está en el Festival.
Recogiendo el balón de un techo para poder llevárselo a su casa, en una cancha de cemento de La Ceja, encontró Alejandro Londoño Chica a Jéfferson Otálvaro, un niño del municipio que no cuenta con las mejores condiciones de vida.
Jéfferson -más conocido como Chiqui por ser el más pequeño del equipo del corregimiento San José- creció en medio de la pobreza, sus papás viven del reciclaje y apenas pueden colaborarle con los básico.
Pero él, rebelde como pocos, nunca cayó en los vicios que pueden presentar mundos como el de estos círculos y se dedicó a la pelota. A todos lados iba con una.
Hasta que, en aquella placa, apareció el profe Alejandro como un salvador. “Le dije que viniera a jugar con nosotros en el club, lo apadrinamos y hasta fui a la casa de los papás a decirle que si me dejaban llevármelo; ahí fue cuando los papás se pusieron las pilas”.
Tanto es así que lo empezaron a acompañar a los partidos y, hoy, Jéfferson grita orgulloso los goles siempre pensando en su madre, a quien se los dedica. “Estar acá es una oportunidad que me da Dios, lo mejor de todo esto es que uno aprende y no coge malos vicios”, declara el menor.
Es un delantero bajito, pero gambeteador y un problema para los defensores grandes. Pero, su principal actividad es el enfoque que tiene con el deporte, las ganas que posee de imitar a Cristiano Ronaldo y el instinto para salir adelante.
“El deporte siempre va a ser un medio excelente para sacar a los niños de esas situa-
ciones de vulnerabilidad, sirve como una catarsis para esos problemas sociales con los que conviven”, argumenta el entrenador Londoño.
Chiqui vive sus mejores días en el Festival, la corona a un proceso de superación