EL RECUERDO, EL OLVIDO
Homenaje al poeta leído en la juventud. Los viejos poemas aprendidos vuelven a la tarde de la vida, como tenues olas que agonizan en la playa.
En estos primeros días del año me rondan dos palabras punzantes: recuerdo y olvido. Es casi una obsesión que logro conjurar con un verso del poeta español Manuel Alcántara: “Lo mejor del recuerdo es el olvido”.
A menudo he traído a colación este verso en mis columnas de comienzos de año al hablar del pasar del tiempo, de la fugacidad de la vida, de la incertidumbre en la que nos deja desamparados el futuro. Que es también un amparo de esperanza. Hoy musito de nuevo este poema titulado “Biografía”, del poeta malagueño, en su libro “Manera de silencio” de 1955.
“Lo mejor del recuerdo es el olvido…
Málaga naufragaba y emergía…
Manuel, junto a la mar, de-
sentendido;/ yo era un niño jugando a la alegría...”
Interrumpo ¿Qué fue de mi poeta? Husmeo con ansiedad datos en google. Me entero, con alegría de anónimo lector en este lado del océano, que Alcántara cumplió 89 años el pasado 10 de enero, allá en Málaga, donde nació en 1928. Y que, además de premiado poeta, ostenta hoy un curioso título que me llega por lo que me toca como periodista de opinión: es el decano de los columnistas españoles. Desde hace muchos años escribe, y sigue haciéndolo, una columna diaria para algunos periódicos españoles, con el récord de haber publicado ya cerca de veinte mil artículos.
Sigo con mi poema: “Ahora juego a todo lo que obliga/ la impuesta profesión de ser hu- mano, /y a veces, al final de la fatiga,/ enseño a andar palabras de la mano.
Ser hombre es ir andando hacia el olvido/ haciéndose una patria en la esperanza;(…)
(Dentro de poco se dirá que fuiste,/ que
alguien llamado así, vivió y amaba…)
Ser hombre es una larga
historia triste/ y un buen día se acaba.(…).
Sea este mi homenaje para el poeta leído en la juventud. Los viejos poemas aprendidos (que nunca se olvidan, Hernando), vuelven a la tarde de la vida, como tenues olas que agonizan en la playa. La poesía es recuerdo y es olvido. Y eso, recuerdo y olvido, es la vida. Y tal vez eso sea la muerte.
(…) “Lo mejor del recuerdo es el olvido…
Málaga naufragaba y emergía…
Manuel, junto a la mar, desentendido;/ hubo una vez un niño en la bahía.
Y hay un hombre de pie sobre mis huellas/ indefenso y sonoro, a ras del suelo,/
que se irá mientras hacen las estrellas/ propaganda de Dios allá en el cielo”