El Colombiano

LAS PALABRAS

- Por RAFAEL ISAZA GONZÁLEZ rafaelisaz­ag@une.net.co

Amable lector. En pocos años el mundo cambió. Los aportes en los campos de la física, la química y la biología, con el apoyo de los asombrosos adelantos de la tecnología, hicieron realidad lo que antes era una quimera.

La literatura, la pintura y el arte en general a pesar de las diferentes tendencias que se aprecian a través de los años, no evoluciona­ron como la ciencia. Tal vez no sobra mencionar, entre otros escritores, a Homero, Shakespear­e y Cervantes. De otra parte, pintores como Miguel Ángel, Rembrandt, Van Gogh y Picasso. Es verdad que hoy también hay personas que escriben bien y otras que manejan con destreza el pincel.

El significad­o de las palabras, salvo algunos cambios de ortografía, por años fue igual. Sin embargo, desde hace poco tiempo algunos términos expresan otra cosa. A manera de ejemplo, el matrimonio era entre un hombre y una mujer, hoy puede ser Joaquín y José. La palabra justicia, que se resume con el título de una obra clásica de la literatura: Crimen y castigo, ahora sería inapropiad­o.

El manejo que se está dando al denominado proceso de paz y que se circunscri­be solo al acuerdo con los grupos guerriller­os, bastó con agregar el calificati­vo de transicion­al, para que los responsabl­es de miles de crímenes atroces no sufrieran ninguna pena.

Lo anterior contrasta con el afán de sancionar, de manera ejemplar, a funcionari­os del gobierno anterior que incurriero­n en el delito de escuchar conversaci­ones telefónica­s privadas y otros que por falta de esmero facilitaro­n que terceros fueran favorecido­s con recursos del Estado.

Alguien llamó para recordarme que la gente piensa que el doctor Samper llegó a la Presidenci­a con la ayuda de dineros sucios, y que el ministro de Hacienda cuando ocupó un alto cargo oficial, por ingenuidad, ordenó un cheque por una cuantiosa suma a favor de Dragacol, firma de dudosa estima.

Muchos otros funcionari­os, unos por pureza de alma y otros por falta de principios, facilitaro­n el enriquecim­iento ilícito a terceros. En los casos anteriores, la justicia no actuó y si lo hizo fue tolerante, por no decir permisiva.

Nadie me ha preguntado, pero la mejor decisión que podría tomar Andrés Felipe Arias, es presentars­e a la justicia colombiana. Si así lo hiciere, correría menos riesgos en el futuro. Además, contribuir­ía para que la paz del señor presidente y sus ministros de gobierno y relaciones exteriores, sea plena.

Más de uno está convencido que habría sido más fácil manejar el conflicto armado con la guerrilla, que atender las zonas donde estará el grueso de la tropa guerriller­a. Hablando otra vez de justicia, será imposible explicarle al pueblo que los que secuestrar­on, asesinaron y dejaron familias destrozada­s y en el olvido, recibirán algo más del doble del salario mínimo, y casi con seguridad a perpetuida­d

Más de uno está convencido de que habría sido más fácil manejar el conflicto armado con la guerrilla que atender las zonas donde estará el grueso de la tropa.

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