Hernán Luna, 31 años de idilio con un amor llamado Nacional
El médico verdolaga, junto a Nelson Rodríguez, entre los que más trabajan por estos días en el equipo verde. Testimonio.
En los 31 años que lleva con Nacional, al médico Hernán Luna le ha tocado desde recorrer las calles de la ciudad en carro de bomberos festejando títulos, hasta salir del estadio en tanqueta por las protestas de los hinchas. Toda una vida en la institución a la que le sigue aportando conocimientos y proyectos.
Cuando evoca su historia en el club sonríe, pues han sido más los momentos gratos. Reconoce que es un privilegiado al vivir como empleado los dos títulos de Copa Libertadores. Ríe cuando se le pregunta con cuál se quedaría: “los dos son muy especiales”.
Cree que el de 1989 fue el primer hito internacional del fútbol colombiano. Abrió espacios y le dio reconocimiento al país. “Un gran paso a un proyecto futbolístico y social liderado por Francisco Maturana, uno de los grandes transformadores de balompié criollo. El apuntamiento para los pasos que se reflejaron luego en la Selección Colombia”
Y el de 2016, liderado por Reinaldo Rueda, lo define como “un proceso bien pensado, elaborado y rigurosamente llevado, que tendrá consecuencias muy importantes, pues permitirá un nivel superior de representatividad”.
Confiesa que permanecer en un medio como este no es fácil. El secreto ha sido “el trabajo, la disciplina y la dedica- ción, logrando una valiosa experiencia profesional”.
Dice que el principal estímulo para él y sus compañeros son la salud y el bienestar de los futbolistas, pacientes a los que alcanzan a conocer tanto que los diagnósticos cada vez son más exactos.
Todos son especiales para él y con muchos ha forjado lazos de amistad tan fuertes que a pesar del tiempo se mantienen. Y menciona, en especial, a Víctor Aristizábal. También al técnico Bolillo Gómez.
El dirigente Óscar Ríos lo trajo a Nacional y el primer entrenador con quien compartió fue Aníbal Ruiz. Entre las lesiones atendidas, por la complejidad recuerda la de Chonto Herrera. “Fue sentida porque en ese momento los desarrollos médicos no eran los de hoy, pese a que la resolvimos bien. Me dejó marcado por las circunstancias, por la persona, por el manejo y finalmente por lograr que volviera a retomar su nivel”,
El galeno múltiple campeón guarda en un lugar especial sus medallas, con la ilusión de seguir aumentando la colección