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EL COLOMBIANO estuvo en zona de preagrupamiento del frente 18. Hay preocupación por paramilitarismo.
En Santa Lucía, Ituango, Farc esperan que les cumplan.
ELMER ARRIETA “EL FLACO”
El ritmo de los vallenatos clásicos retumba por lo que se puede considerar la calle principal de la vereda Santa Lucía. Sobre esas placas de cemento, ya levantadas, agrietadas y con muchos años sin mantenimiento, juegan dos niños con un balón, se enfrentan, por las camisas que llevan puestas, el Atlético Nacional y el Milán de Italia.
A pocos metros de los menores, justo al frente de la escuela, un grupo de adultos conversa sobre los trabajos que estaban haciendo desde temprano en la mañana y al lado de ellos los caballos en los que se movilizan. Ya casi es medio día y el bus escalera, que llegó de su último viaje desde Ituango en la noche anterior, no salió en la mañana. Lo hará a las 3 de la tarde y por esa razón varias motos salieron al pueblo para movilizar a quienes debían estar allá más temprano.
Aparentemente la vereda se ve sola, sin embargo es un día laboral, la mayoría de hombres están en el monte, trabajando los cultivos de frijol y café en su mayoría; las mujeres se ocupan de las casas, y los niños, por ser temporada de vacaciones, aprovechan para bañarse en la quebrada que ellos llaman “Monos” o juegan fútbol.
Así transcurren los días en esa vereda ubicada en el Norte de Antioquia, muy cerca del Parque Nacional Nudo de Paramillo. Pero hay dos grandes diferencias en la cotidianidad de esas personas: ya no hay conflicto armado y hacen parte de una de las zonas veredales transitorias de normalización para que los guerrilleros del frente 18 de las Farc inicien su camino a la civilidad.
Al preguntar sobre esos dos aspectos la gente reacciona de diferentes maneras, pero todos coinciden en que la vida cambió desde que se firmó el acuerdo con las Farc: “acá ya no se vive con esa tensión de tenerlos a ellos (los guerrilleros) en modo de guerra, ya se convive mejor, mucha gente puede ir y volver a Ituango sin inconvenientes, por ese lado estamos bien”, dice uno de los hombres que se encuentran frente a la escuela.
Sin embargo sobre la zona veredal los sentimientos son encontrados, hay más preocupación que información, más dudas que certezas. Hasta el momento en el terreno donde deberían ir las instalaciones para albergar a los guerrilleros no tiene un solo ladrillo, ni siquiera una delimitación.
“A la comunidad poco le han informado, pero acá vienen de la comisión de verificación y vuelven y se van, lo mismo ocurrió con la delegación de la Gobernación que vi- sitó la zona. Estamos en las mismas y acá hay muchas necesidades”, afirma Roberto Echavarría, presidente de la Junta de Acción Comunal de Santa Lucía.
Luego de una visita a la zona de la comisión tripartita (ONU, Gobierno y Farc), EL COLOMBIANO pudo constatar que Santa Lucía seguirá siendo zona veredal y que pronto iniciarán los trabajos en el punto donde estarán los insurgentes. Donde sí hay avance en obras es en la sede para esa comisión de verificación, la cual está ubicada a cinco kilómetros de Santa Lucía, en la vereda El Quindío.
Al visitar ese punto, este diario encontró maquinaria y personal trabajando para dicha sede que inicialmente albergará 40 personas. Según quienes trabajan allí, esas obras deben estar listas para el 30 de enero.
Toda esta situación generada por el incumplimiento en las obras y el cronograma de las zonas veredales, ha disminuido la confianza de muchas personas respecto al Estado. Ese es por lo menos el sentimiento que expresa una madre de familia, quien asegura que en medio del conflicto “la confianza que se le tenía al Estado era casi nula, acá nos abandonaron y ahora que estábamos esperanzados en todo el tema del proceso de paz, vemos que hay muchos incumplimientos. ¿Si así iniciaron con esto, cómo será después?”.
Héctor Giraldo Granda, concejal de Ituango y habitante de Santa Lucia dice que la incertidumbre es generalizada, pide que no dejen que la desinformación gane más terreno: “acá las personas o le dicen que no saben nada o le preguntan si cierto rumor es verdad. Ni en la junta de acción comunal, ni en la alcaldía saben algo, es una situación que no genera confianza”.
La vía, único beneficio
Desde el casco urbano de Ituango hasta la vereda Santa Lucía hay 30 kilómetros, un viaje que generalmente tarda casi dos horas por el estado de la carretera.
Ingenieros militares, adscrito a la Séptima División del Ejército, adelantan trabajos de adecuación y mejoramiento de la vía. Hasta la fecha a esas obras les falta casi la mitad para llegar hasta su objetivo: la vereda Santa Lucía.
“Los paramilitares ya ocuparon las zonas que dejamos en el Bajo Cauca, sur de Córdoba y parte de Ituango”. Subcomandante frente 18 Farc.