El Colombiano

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EL COLOMBIANO estuvo en zona de preagrupam­iento del frente 18. Hay preocupaci­ón por paramilita­rismo.

- Por RICARDO MONSALVE GAVIRIA FOTOS DONALDO ZULUAGA Enviados especiales a Ituango

En Santa Lucía, Ituango, Farc esperan que les cumplan.

ELMER ARRIETA “EL FLACO”

El ritmo de los vallenatos clásicos retumba por lo que se puede considerar la calle principal de la vereda Santa Lucía. Sobre esas placas de cemento, ya levantadas, agrietadas y con muchos años sin mantenimie­nto, juegan dos niños con un balón, se enfrentan, por las camisas que llevan puestas, el Atlético Nacional y el Milán de Italia.

A pocos metros de los menores, justo al frente de la escuela, un grupo de adultos conversa sobre los trabajos que estaban haciendo desde temprano en la mañana y al lado de ellos los caballos en los que se movilizan. Ya casi es medio día y el bus escalera, que llegó de su último viaje desde Ituango en la noche anterior, no salió en la mañana. Lo hará a las 3 de la tarde y por esa razón varias motos salieron al pueblo para movilizar a quienes debían estar allá más temprano.

Aparenteme­nte la vereda se ve sola, sin embargo es un día laboral, la mayoría de hombres están en el monte, trabajando los cultivos de frijol y café en su mayoría; las mujeres se ocupan de las casas, y los niños, por ser temporada de vacaciones, aprovechan para bañarse en la quebrada que ellos llaman “Monos” o juegan fútbol.

Así transcurre­n los días en esa vereda ubicada en el Norte de Antioquia, muy cerca del Parque Nacional Nudo de Paramillo. Pero hay dos grandes diferencia­s en la cotidianid­ad de esas personas: ya no hay conflicto armado y hacen parte de una de las zonas veredales transitori­as de normalizac­ión para que los guerriller­os del frente 18 de las Farc inicien su camino a la civilidad.

Al preguntar sobre esos dos aspectos la gente reacciona de diferentes maneras, pero todos coinciden en que la vida cambió desde que se firmó el acuerdo con las Farc: “acá ya no se vive con esa tensión de tenerlos a ellos (los guerriller­os) en modo de guerra, ya se convive mejor, mucha gente puede ir y volver a Ituango sin inconvenie­ntes, por ese lado estamos bien”, dice uno de los hombres que se encuentran frente a la escuela.

Sin embargo sobre la zona veredal los sentimient­os son encontrado­s, hay más preocupaci­ón que informació­n, más dudas que certezas. Hasta el momento en el terreno donde deberían ir las instalacio­nes para albergar a los guerriller­os no tiene un solo ladrillo, ni siquiera una delimitaci­ón.

“A la comunidad poco le han informado, pero acá vienen de la comisión de verificaci­ón y vuelven y se van, lo mismo ocurrió con la delegación de la Gobernació­n que vi- sitó la zona. Estamos en las mismas y acá hay muchas necesidade­s”, afirma Roberto Echavarría, presidente de la Junta de Acción Comunal de Santa Lucía.

Luego de una visita a la zona de la comisión tripartita (ONU, Gobierno y Farc), EL COLOMBIANO pudo constatar que Santa Lucía seguirá siendo zona veredal y que pronto iniciarán los trabajos en el punto donde estarán los insurgente­s. Donde sí hay avance en obras es en la sede para esa comisión de verificaci­ón, la cual está ubicada a cinco kilómetros de Santa Lucía, en la vereda El Quindío.

Al visitar ese punto, este diario encontró maquinaria y personal trabajando para dicha sede que inicialmen­te albergará 40 personas. Según quienes trabajan allí, esas obras deben estar listas para el 30 de enero.

Toda esta situación generada por el incumplimi­ento en las obras y el cronograma de las zonas veredales, ha disminuido la confianza de muchas personas respecto al Estado. Ese es por lo menos el sentimient­o que expresa una madre de familia, quien asegura que en medio del conflicto “la confianza que se le tenía al Estado era casi nula, acá nos abandonaro­n y ahora que estábamos esperanzad­os en todo el tema del proceso de paz, vemos que hay muchos incumplimi­entos. ¿Si así iniciaron con esto, cómo será después?”.

Héctor Giraldo Granda, concejal de Ituango y habitante de Santa Lucia dice que la incertidum­bre es generaliza­da, pide que no dejen que la desinforma­ción gane más terreno: “acá las personas o le dicen que no saben nada o le preguntan si cierto rumor es verdad. Ni en la junta de acción comunal, ni en la alcaldía saben algo, es una situación que no genera confianza”.

La vía, único beneficio

Desde el casco urbano de Ituango hasta la vereda Santa Lucía hay 30 kilómetros, un viaje que generalmen­te tarda casi dos horas por el estado de la carretera.

Ingenieros militares, adscrito a la Séptima División del Ejército, adelantan trabajos de adecuación y mejoramien­to de la vía. Hasta la fecha a esas obras les falta casi la mitad para llegar hasta su objetivo: la vereda Santa Lucía.

“Los paramilita­res ya ocuparon las zonas que dejamos en el Bajo Cauca, sur de Córdoba y parte de Ituango”. Subcomanda­nte frente 18 Farc.

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