Las llaves de la Casa Blanca, en manos de un ‘outsider’
Barack Obama entrega la presidencia de EE. UU. a un magnate con quien guarda profundas diferencias.
Si algo tienen en común los últimos dos ocupantes de la Casa Blanca es que defienden con las entrañas el sueño americano que un día construyeron sus antepasados cuando cruzaron el Atlántico.
Barack, el padre de Barack Hussein Obama, llegó a Hawai desde Kenia para convertirse en abogado, mientras los abuelos paternos de Donald J. Trump eran alemanes y los maternos, escoceses. Pero sus visiones sobre la migración distan significativamente.
Entre las promesas bandera de Obama estuvo tramitar una reforma migratoria para resolver la situación de 11,3 millones de indocumentados que se encuentran en ese país. La negativa de un Congreso mayoritariamente republicano y reacio a ablandar la reacción estatal contra ese fenómeno, lo impidieron.
Trump, en cambio, hizo de la inmigración ilegal un tema de su campaña presidencial, generando titulares con comentarios polémicos sobre sus planes de reforma. Con un Congreso de mayoría republicana tiene vía para mover propuestas como prohibir temporalmente a todos los musulmanes la entrada a EE. UU., poner fin a la política de otorgar la ciudadanía a los hijos nacidos de inmigrantes indocumentados y hasta construir un muro en la frontera con México. De sus ideas sobre la inmigración en adelante, al demócrata, el primer presidente afroamericano de Estados Unidos, y al republicano, la primera estrella de televisión que ocupa la presidencia del país, los separan un mar de diferencias.
“Obama, de tono conciliador, pasará a la historia como un presidente de éxito, y también como un Nobel de promesas que al menos procuró detener intervenciones militares en Siria y Libia”, destaca Cristian Rojas, internacionalista de La Sabana, y augura que Trump, en medio de incertidumbres, parece tener todos los ingredientes para ser un mandatario de polémicas y mano dura