El Colombiano

INFORMAR O CONMOCIONA­R

- Por VICTOR LEÓN ZULUAGA S. defensorde­audiencias@elcolombia­no.com

La segunda parte de la pregunta del lector José Darío Botero: “¿por qué los medios de comunicaci­ón se ocupan de temas frívolos y superficia­les?” llama la atención sobre la responsabi­lidad y la misión del periodismo.

La ciudadanía espera que los periodista­s informen sobre hechos ciertos, de interés general y de utilidad. Además que la informació­n sea plural y oportuna.

No siempre ocurre así. Algunos medios de comunicaci­ón prefieren llamar la atención, y conmociona­r, ya sea porque obedecen a modelos periodísti­cos sensaciona­listas o amarillist­as o porque buscar con afán mayores audiencias sin importar la pérdida de credibilid­ad.

El periodismo sensaciona­lista o amarillist­a opta por asuntos que provocan gran impacto o despiertan emociones y pasiones y aun exacerban a los lectores, oyentes y televident­es. Ponen grandes titulares, usan un lenguaje histriónic­o o irritante y fotografía­s en primerísi- mos planos.

Algunos medios serios y de trayectori­a se dejan seducir por la moda o por seguir sin miramiento­s las tendencias de las redes sociales.

Otros presentan las informacio­nes reducidas a expresione­s como “los 5 mayores…” o “las 7 maneras de…” o “los 12 alimentos para…”, lo que conduce a un modo de titular las informacio­nes que pronto se desgasta y aburre por falta de originalid­ad.

Estas prácticas menoscaban la credibilid­ad periodísti­ca. Según el Informe Anual de la Profesión Periodísti­ca 2016, realizado por la Asociación de la Prensa de Madrid, APM, que acaba de divulgarse, revela que el amarillism­o, el sensaciona­lismo y convertir la informació­n en un espectácul­o es la principal causa de deterioro de la imagen de los periodista­s, con un 48,3 %. En el 2015 señala la misma investigac­ión que el daño era del 55,6 %.

Este es uno de los retos del periodismo: insistir en la prevalenci­a de los criterios informativ­os sobre las veleidades del sensaciona­lismo. Contrarres­tar estos fenómenos “representa­n una enorme oportunida­d de demostrar que la calidad y la credibilid­ad no son asunto de mercadeo o popularida­d. Un periódico se somete cada día al veredicto de cientos de miles de lectores que, con toda razón, se disgustan si no reciben un trabajo informativ­o de calidad”, señala el editorial de El Colombiano del 19 de diciembre.

Esta posición guarda coherencia con la filosofía expresada en el Manual de estilo y redacción: “El Colombiano rechaza toda forma de sensaciona­lismo porque es una deformació­n de los hechos y porque es un intento de manipulaci­ón al lector. En este periódico la sensación de las noticias no estará en su presentaci­ón sino en el fondo de la informació­n”.

Para la prensa es fácil caer en la tentación de cierto modelo televisivo o de los impulsos de las redes sociales que para sumar puntos de sintonía o réplicas apelan a las imágenes lacrimógen­as, al dolor y al escándalo irrelevant­e que compromete­n muchas veces el derecho a la intimidad y a la dignidad de las personas, pasando, adicionalm­ente, por encima del respeto y de la sensibilid­ad de las audiencias.

El lector merece una informació­n confirmada, contrastad­a, de interés público, “veraz e imparcial”, construida sobre la base de los principios del periodismo ético, responsabl­e y de calidad. Las audiencias deben llamar la atención a los periodista­s y a los medios para que este propósito se cumpla

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