El Colombiano

SEGURIDAD EN EL POSTCONFLI­CTO Y NUEVO VICEPRESID­ENTE

- Por ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ vargasvela­squezalejo@gmail.com

Esta semana se conoció por boca del presidente Santos que el nuevo vicepresid­ente será el General (r) Óscar Naranjo, sin duda un colombiano que tiene todos los merecimien­tos, por su trayectori­a policial, con un claro enfoque de colaboraci­ón y respeto con los gobernante­s civiles elegidos democrátic­amente y como responsabl­e de tareas muy sensibles, para ocupar este cargo y ser el coequipero del Presidente en la fase final de su gobierno. Muy buena noticia.

Pero no se trata simplement­e de reconocer honores a un compatriot­a que los merece con creces. Se trata de uno de los colombiano­s que mejor conoce los desafíos y amenazas de seguridad, especialme­nte en este sensible período de transición.

Porque se trata de garantizar que en aquellas regiones donde los frentes guerriller­os de las Farc cumplían un rol de “control” del orden, una vez replegados sean copados por el Estado, mejor dicho, se empiece a construir Estado en serio, con presencia permanente de Fuerza Pública, de inspectore­s de policía, maestros, médicos, fiscales, jueces, etc., es decir, el Estado en su totalidad, para cumplir la función constituci­onal y legal.

No se trata que funcionari­os, regionales o locales, anden diciendo en los medios que grupos de crimen organizado están comenzando a controlar estos territorio­s sin que estén haciendo nada –a ellos se eligen no para que denuncien, sino para que actúen-, o que ante el asesinato de líderes sociales y defensores de derechos humanos, la discusión sea semántica, acerca de cómo se llaman esos grupos criminales –si paramilita­res de nueva generación, si grupos de crimen organizado, si bacrim-, cualquiera que sea su denominaci­ón están produciend­o daño y el Estado debe combatirlo­s y neutraliza­rlos.

Todo lo anterior refleja la incoherenc­ia de la política de seguridad pública para las nuevas circunstan­cias del país -que conlleve inteligenc­ia centrada en estos nuevos objetivos, presencia de “unidades multimisió­n” de la Fuerza Pública como las ha denominado el comandante del Ejército, que utilice toda la capacidad aprendida-, que garantice a los habitantes de esos territorio­s que han vivido el conflicto armado y sus horrores, puedan empezar a tener seguridad y tranquilid­ad, porque el Estado a través de su institucio­nalidad se las garantiza.

Pero, igualmente en lo relativo a la seguridad ciudadana, se requiere una revisión de las políticas locales de seguridad, empezando por aquellas ciudades y regiones donde grupos de crimen organizado han generado situacione­s de insegurida­d, y especialme­nte apoyando a los alcaldes y responsabl­es locales con estrategia­s adecuadas, que no siempre son, simplement­e aumento del pie de fuerza.

Para estas tareas, no hay duda que el nuevo vicepresid­ente, que tiene el conocimien­to de estas problemáti­cas –recordemos que no solo ha sido el más exitoso comandante de la Policía Nacional, sino quien estructuró los sistemas de inteligenc­ia policiales que han sido tan importante en la lucha por la seguridad-, es la persona indicada para coordinar con el Ministerio de Defensa, los comandante­s de Fuerza y la Fiscalía.

Sin una robusta y eficaz política de seguridad pública y ciudadana no es posible que tengamos un posconflic­to exitoso y a ello puede contribuir de gran manera el General (r) Naranjo

Naranjo es uno de los colombiano­s que mejor conoce los desafíos y amenazas de seguridad, en especial en este sensible periodo de transición.

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