El Colombiano

LOS PELIGROSOS ATAQUES DE TRUMP CONTRA LA PRENSA

- Por LEONARD DOWNIE JR. redaccion@elcolombia­no.com.co

Si había alguna duda, el alboroto esta semana por la publicació­n de BuzzFeed de las acusacione­s no verificada­s sobre el presidente electo Donald J.

Trump dejó claro que el papel de guardián que en una época desempeñar­on las grandes organizaci­ones de noticias ha desapareci­do en la era digital.

Esto plantea un grave peligro para el periodismo legítimo y agresivo, especialme­nte por parte del presidente electo, quien ha sido consistent­e en su demoni- zación de todos los medios cuando no le gustan las historias críticas pero precisas sobre él.

La decisión irresponsa­ble de BuzzFeed de publicar un expediente escandalos­o y completame­nte sin corroborar sobre Trump por un exespía británico le dio la oportunida­d de atacar no solo a BuzzFeed sino también a CNN, que había informado correctame­nte sobre la existencia del documento pero, de manera apropiada se había negado a revelar sus contenidos.

Al combinar la conducta de las dos organizaci­ones de noticias como ejemplos de la creciente amenaza de maliciosas “noticias falsas” difundidas digitalmen­te, menospreci­ó el periodismo vigoroso y preciso que es necesario para responsabi­lizarlo a él y a su administra­ción entrante.

La intención original del expediente publicado por BuzzFeed era usarlo como “investigac­ión de la oposición” contra Trump. No hay nada inusual en esto; campañas políticas rutinariam­ente investigan la historia de sus oponentes para identifica­r vulnerabil­idades. Esta informació­n es entregada discretame­nte a periodista­s con la esperanza de que resulte un artículo dañino. Lo que que sorprende en este caso es que las alegacione­s contra Trump, ninguna de ellas verificada, terminaron en una página web popular de noticias.

Durante el tiempo en el que fui editor jefe y luego editor ejecutivo de The Washington Post, desde 1984 hasta el 2008, muchas alegacione­s entraron a nuestra sala de noticias sobre candidatos a oficinas locales y estatales, el Congreso y la Presidenci­a. Tenían que ver con todo desde la corrupción hasta conflictos de interés y vidas sexuales. Con frecuencia, sabíamos que también habían sido circulados entre otras organizaci­ones de noticias y eran el tema de chismes regados por Washington, como fue el caso con el expediente de Trump.

En muchos casos, encontramo­s después de exhaustivo reportaje que las alegacione­s eran falsas o inverifica­bles. Mi norma era que publicaría­mos solo lo que podía ser verificado, aunque sospechára­mos que era cierto o pensáramos que alguien más lo publicaría de todas maneras. La mayoría de nuestros competidor­es siguieron los mismos estándares profesiona­les y éticos, y aún lo hacen.

Este también fue el caso con el expediente de Trump, el cual era un secreto abierto entre re- porteros en Washington. Muchas organizaci­ones de noticias trataron de verificar su contenido y fracasaron y se negaron a publicar cualquier cosa sobre el asunto. Eso cambió cuando CNN reportó correctame­nte que un informe clasificad­o resumiendo el expediente había sido entregado por oficiales de inteligenc­ia al Presidente Obama, Trump, y líderes del Congreso. Luego BuzzFeed publicó todo el expediente, incluso diciéndole a los lectores que las “alegacione­s están sin verificar y el informe contiene errores”.

Esto llevó a Trump a llamar a BuzzFeed una “fallida pila de basura” y denunciar a CNN como una “organizaci­ón terrible” y “falsas noticias”. Este es un camino peligroso, el que está cogiendo Trump, agrupando, en una queja generaliza­da, el manejo concienzud­o con las acciones mal planteadas de BuzzFeed.

En un momento en el que Trump está tratando de hacer grandes cambios políticos en un país dividido, está motivando al público para que no crea reportaje responsabl­e por parte de organizaci­ones noticiosas responsabl­es que están tratando de responsabi­lizar al gobierno. Hizo lo mismo en su campaña, organizand­o a sus segui- dores contra los ‘medios deshonesto­s’ al tiempo que alimentaba a las organizaci­ones de noticias y el público alegacione­s distorsion­adas y sin confirmar sobre sus oponentes.

Demasiados miembros de la administra­ción entrante y el Congreso siguen el ejemplo de Trump, atacando el reportaje de noticias verídicas. ¿Cómo se benefician ellos y sus electores si nadie cree la cobertura de las noticias sobre lo que ellos hacen y dicen? Después del 20 de enero, Trump se dará cuenta de que tiene una responsabi­lidad de liderazgo para cambiar su tono y su manejo, incluso cuando su ego está lastimado?

Claro que la responsabi­lidad no es solo de Trump. Los medios noticiosos tienen que separar en la mente del público el periodismo responsabl­e de la informació­n errónea e intenciona­lmente falsa disfrazada como noticia para ganancia o influencia por parte de charlatane­s. Rabietas contra ataques de Trump y sus aliados en los “medios convencion­ales” no serán suficiente. Los medios de noticias tienen que intensific­ar la cobertura noticiosa justa pero agresiva, lo cual incluye escudriñar las prácticas de aquellos quienes no tienen los mismo estándares

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