LOS PELIGROSOS ATAQUES DE TRUMP CONTRA LA PRENSA
Si había alguna duda, el alboroto esta semana por la publicación de BuzzFeed de las acusaciones no verificadas sobre el presidente electo Donald J.
Trump dejó claro que el papel de guardián que en una época desempeñaron las grandes organizaciones de noticias ha desaparecido en la era digital.
Esto plantea un grave peligro para el periodismo legítimo y agresivo, especialmente por parte del presidente electo, quien ha sido consistente en su demoni- zación de todos los medios cuando no le gustan las historias críticas pero precisas sobre él.
La decisión irresponsable de BuzzFeed de publicar un expediente escandaloso y completamente sin corroborar sobre Trump por un exespía británico le dio la oportunidad de atacar no solo a BuzzFeed sino también a CNN, que había informado correctamente sobre la existencia del documento pero, de manera apropiada se había negado a revelar sus contenidos.
Al combinar la conducta de las dos organizaciones de noticias como ejemplos de la creciente amenaza de maliciosas “noticias falsas” difundidas digitalmente, menospreció el periodismo vigoroso y preciso que es necesario para responsabilizarlo a él y a su administración entrante.
La intención original del expediente publicado por BuzzFeed era usarlo como “investigación de la oposición” contra Trump. No hay nada inusual en esto; campañas políticas rutinariamente investigan la historia de sus oponentes para identificar vulnerabilidades. Esta información es entregada discretamente a periodistas con la esperanza de que resulte un artículo dañino. Lo que que sorprende en este caso es que las alegaciones contra Trump, ninguna de ellas verificada, terminaron en una página web popular de noticias.
Durante el tiempo en el que fui editor jefe y luego editor ejecutivo de The Washington Post, desde 1984 hasta el 2008, muchas alegaciones entraron a nuestra sala de noticias sobre candidatos a oficinas locales y estatales, el Congreso y la Presidencia. Tenían que ver con todo desde la corrupción hasta conflictos de interés y vidas sexuales. Con frecuencia, sabíamos que también habían sido circulados entre otras organizaciones de noticias y eran el tema de chismes regados por Washington, como fue el caso con el expediente de Trump.
En muchos casos, encontramos después de exhaustivo reportaje que las alegaciones eran falsas o inverificables. Mi norma era que publicaríamos solo lo que podía ser verificado, aunque sospecháramos que era cierto o pensáramos que alguien más lo publicaría de todas maneras. La mayoría de nuestros competidores siguieron los mismos estándares profesionales y éticos, y aún lo hacen.
Este también fue el caso con el expediente de Trump, el cual era un secreto abierto entre re- porteros en Washington. Muchas organizaciones de noticias trataron de verificar su contenido y fracasaron y se negaron a publicar cualquier cosa sobre el asunto. Eso cambió cuando CNN reportó correctamente que un informe clasificado resumiendo el expediente había sido entregado por oficiales de inteligencia al Presidente Obama, Trump, y líderes del Congreso. Luego BuzzFeed publicó todo el expediente, incluso diciéndole a los lectores que las “alegaciones están sin verificar y el informe contiene errores”.
Esto llevó a Trump a llamar a BuzzFeed una “fallida pila de basura” y denunciar a CNN como una “organización terrible” y “falsas noticias”. Este es un camino peligroso, el que está cogiendo Trump, agrupando, en una queja generalizada, el manejo concienzudo con las acciones mal planteadas de BuzzFeed.
En un momento en el que Trump está tratando de hacer grandes cambios políticos en un país dividido, está motivando al público para que no crea reportaje responsable por parte de organizaciones noticiosas responsables que están tratando de responsabilizar al gobierno. Hizo lo mismo en su campaña, organizando a sus segui- dores contra los ‘medios deshonestos’ al tiempo que alimentaba a las organizaciones de noticias y el público alegaciones distorsionadas y sin confirmar sobre sus oponentes.
Demasiados miembros de la administración entrante y el Congreso siguen el ejemplo de Trump, atacando el reportaje de noticias verídicas. ¿Cómo se benefician ellos y sus electores si nadie cree la cobertura de las noticias sobre lo que ellos hacen y dicen? Después del 20 de enero, Trump se dará cuenta de que tiene una responsabilidad de liderazgo para cambiar su tono y su manejo, incluso cuando su ego está lastimado?
Claro que la responsabilidad no es solo de Trump. Los medios noticiosos tienen que separar en la mente del público el periodismo responsable de la información errónea e intencionalmente falsa disfrazada como noticia para ganancia o influencia por parte de charlatanes. Rabietas contra ataques de Trump y sus aliados en los “medios convencionales” no serán suficiente. Los medios de noticias tienen que intensificar la cobertura noticiosa justa pero agresiva, lo cual incluye escudriñar las prácticas de aquellos quienes no tienen los mismo estándares