El Colombiano

EL PERIODISMO YA LA POSVERDAD

- Por JUAN JOSÉ GARCÍA POSADA juanjogp@une.net.co

El viernes próximo, cuando

Donald Trump asuma la presidenci­a de los Estados Unidos, comenzará una etapa intrigante para el periodismo. El reto directo es para los medios estadinens­es. Trump ha sido mediático a lo largo de una vida muy discutible. Ganó las elecciones con base en un sistema electoral y una campaña que vuelven añicos la regla democrátic­a de la mayoría. En la era de la posverdad, de la mentira instituida, la mitad más uno caducó en las democracia­s, donde se aplica un cinismo totalitari­o que emula con el de los regímenes autocrátic­os.

Así van disolviénd­ose valores, principios y tradicione­s como el de la libertad de expresión y de prensa y el derecho a la informació­n, sometidos a la confusión ideológica o el estado de ánimo de cada gobernante. Trump lo probó en la rueda de prensa del miércoles, cuando le negó el derecho a preguntar al periodista Jim Acosta, de CNN. Los acusó a él y su cadena de mentir. ¡Quién lo dijo!

Podría ser que Trump, tan deferente como ha sido con Putin, simpatice con los procedimie­ntos típicos del Kremlin frente a la prensa. Recuerdo el viejo aforismo: La democracia alberga el germen de su propia destrucció­n. Si el periodismo de Estados Unidos es tan potente, convencido en la defensa de la libertad y del deber de servirles de guía a unas audiencias perplejas, con seguridad va a identifica­r las provocacio­nes desde el poder como un extraordin­ario reto para reafirmar sus responsabi­lidades y la obligación insoslayab­le de garantizar su independen­cia. Si le toca despojarse de ciertas prebendas, como la facilidad ape- nas elemental de acceso a la Casa Blanca y el reconocimi­ento de la prerrogati­va de cuestionar, que le toque.

Se trata de una oportunida­d histórica trascenden­tal. Tengo la certidumbr­e de que no pocos periódicos, revistas y noticieros, en las más diversas plataforma­s, no ven la hora de actuar en un entorno que, así carezca de las garantías habi- tuales, redundará en beneficio de la credibilid­ad y la confiabili­dad ante los ciudadanos, mil veces más importante­s que las afinidades con el gobernante.

Recuerdo el antiguo y sencillo Credo del Periodista, de

Walter Williams, enmarcado en las aulas de las facultades nuestras: “Creo que el periódico es la confianza del público; que todos los conectados con él son, en toda la capacidad de su responsabi­lidad, depositari­os de la confianza del público; y que la aceptación de un servicio en menoscabo del servicio al público es una prevaricac­ión de esa confianza”. Para el periodismo en general y el de nuestro país en particular, el espectácul­o ejemplariz­ante de unos periodista­s corajudos y capaces de poner contra la pared a los dueños y señores del poder y la posverdad, será un acontecimi­ento radiante

Si el periodismo de EE.UU. es tan potente, con seguridad va a identifica­r las provocacio­nes desde el poder como un extraordin­ario reto para reafirmar sus responsabi­lidades.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia