Divorcio radical de Theresa May con la Unión Europea
La primera ministra británica descartó por completo que el Reino Unido siga en el mercado único y en cambio prevé fortalecer nuevas relaciones.
El silencio de seis meses de la primera ministra británica sobre cómo sería el divorcio entre el Reino Unido y la comunidad europea incomodó a la opinión pública. No obstante, el reclamo de esos detalles dio frutos ayer, cuando la hermética Theresa May dijo en alocución lo esperado por el 51,9 % de quienes dijeron “sí” al Brexit.
“Abandonaremos el mercado único de la Unión Europea cuando dejemos el grupo”, reveló May, lo que rompió cualquier esperanza de que la líder buscara mantener algunos compromisos que al final significaran la permanencia de la isla dentro del mayor bloque comercial del mundo.
En lugar de eso, continuó la primera ministra, buscarán “el mayor acceso posible” a un tratado de libre comercio “amplio, osado y ambicioso”, que incluso podría tomar elementos de los compromisos actualmente vigentes entre los dos lados y que terminarán cuando concluyan las negociaciones para la salida del Reino de esa comunidad, en la que se benefician 500 millones de personas.
Ahora bien, el otro gran anuncio (ver Informe) fue que May someterá a votación del Parlamento inglés el acuerdo definitivo al que llegue con Bruselas (sede de la UE) para la salida, y dijo que esto podría ocurrir antes de 2019.
Adicional, la conservadora está a la espera de un dictamen parlamentario que obligaría a un proceso similar con la activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, que da dos años prorrogables a cualquiera de las naciones de la UE para que decline de su participación en el bloque.
Una salida dura y segura
Teniendo en cuenta que los defensores del “soft” Brexit, una salida suave, esperaban que el Reino Unido se mantuviera en el mercado único y fuera laxo en la negociación de la libre circulación de mano de obra entre la isla y Europa continental, el hecho de que ocurra lo contrario deja inquietudes sobre el futuro de las relaciones.
Si bien Rachel Brazier, asesora política de delegación de la UE en Colombia, es enfática en que “está en manos del
Gobierno británico la invocación del artículo 50, y hasta ahora la Unión Europea no tiene cómo negociar ni tiene previsiones sobre cómo serán las relaciones”, Michelle Egan, directora del programa
Europa Global del Wilson Center para la investigación, enumera varios temores.
El primero, que el Reino Unido tiene una buena tasa de empleo, ha dependido en gran medida de la ciudad de Londres y de su sector financiero. “La cuestión es qué le sucederá con el sector financiero de Londres, si los bancos desean estar en la UE (y en la Eurozona) y se desplazan a otros países?”, se pregunta. Otro, que negociar los más de 50 acuerdos comerciales que tiene el Reino con la UE, “será una tarea gigante, que tomará tiempo y esfuerzo, sin la certeza de si Londres tendrá influencia para hacerlo con ganancias a su favor”. El último, según ella, es qué sucederá con los más de dos millones de ciudadanos británicos que viven en la Unión Europea por motivos laborales y que aportan a la economía de ambos lados moviéndose libremente entre los territorios. Para Tony Travers, profesor de Gobierno del London School of Economics, las palabras “duras” de May dan tranquilidad de que, en adelante, el Reino se preparará para una negociación que no lo deje por fuera de los mercados. Lo que sí requerirá cuidado, continúa, es que la primer ministra debe entregarle al Parlamento un tratado “equilibrado y en el corto plazo” que no vayan a rechazar. “May hará fácil al Parlamento votar, porque todos saben que deben perjudicar lo menos posible las economías, la opinión ciudadana y una decisión sobre la que ya no hay marcha atrás y el mundo espera resultados. Retroceder significaría que el Reino Unido flaquea con facilidad, y ese no es el mensaje que quiere comunicar”, anota el experto. Sin embargo, concluye, no hay garantías de que las aprobaciones y negociaciones serán “hermosas, fáciles y rápidas”: “En el medio, hay políticos con intereses distintos que deben decir y hacer cosas a su favor para trazar las posiciones de sus partidos”