El sofisticado sentido de orientación de las hormigas
Su cerebro es más pequeño que la cabeza de un alfiler, pero las hormigas sorprenden por su capacidad para orientarse.
Direccionan su rumbo memorizando señales celestes y terrestres en su camino, utilizando al tiempo varias áreas cerebrales, demostrando que el cerebro de los insectos es más complejo de lo creído.
Eso demostró un grupo de investigadores de las Universidades de Edimburgo y Toulouse III— Paul Sabatier. Independiente de la posición de su cuerpo, hallan el camino a casa. El estudio fue publicado en Current Biology.
Distintos estudios sugerían que las hormigas memorizaban el escenario que veían en su camino a través de sus retinas multifacéticas, es decir utilizando un marco de referencia centrado en su cuerpo.
Así, siempre deberían orientar su cuerpo en el mismo sentido, pero en la realidad esto no sucede: a veces caminan hacia atrás y eso no evita que encuentren el sendero a casa.
¿Podrían reconocer su ruta cuando van en un sentido contrario? ¿Son capaces de crear un modelo visual de su clases de memorias usan al tiempo; visual de la ruta, de la dirección y de la carga
ambiente, independiente de la orientación de su cuerpo?
Eso fue lo que trataron de resolver los investigadores. Estudiaron la hormiga Cataglyphis velox, del desierto andaluz, conocida por su capacidad de navegación.
Les familiarizaron con una ruta que incluía un giro de 90 grados, luego de un día de entrenamiento les dieron una migaja de galleta para llevar mientras caminaban al nido.
Las que llevaban uno más pequeño caminaban sin problema, aquellas con uno más grande a veces iban hacia atrás, pero mantenían su rumbo en vez de girar. Al andar atrás soltaban su carga, volteaban, observaban mientras ponían sus cuerpos en la dirección correcta, tomaban la carga y se encaminaban por donde era. La alineación del cuerpo parece esencial para ellas.
Una capacidad que se basa en múltiples representaciones mentales