Desde recién nacido hay que estimular al bebé
Estudios muestran que desde que se nace el cerebro tiene una gran plasticidad, que poco a poco se pierde.
Si a los niños no se les estimula con el juego no cuando tienen varios años, sino desde que nacen, pueden perder parte de la plasticidad cerebral que les proporcionaría muchas ventajas para su vida.
Eso afirma la neurocientífica Audrey Van der Meer, profesora de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología. Y expone sus razones en un documento de la universidad.
Hay padres que piensan que sus hijos deben desarrollarse a su propio ritmo y no se les debe retar a hacer cosas. Deberían aprender a voltearse sin ayuda y no debería soportar su peso hasta que se paren o caminen, ni debe entrenárseles para usar el sanitario o la bacinilla hasta que estén listos para hacerlo.
Esa forma de pensar, en opinión de la investigadora, surgió a comienzos del siglo pasado, cuando los médicos estaban convencidos de que nuestros genes determinan quiénes somos y que el desarrollo del niño se daba independiente de la estimulación.
Creían, agregó, que acelerar el desarrollo era nocivo porque este debería darse de manera natural.
En el documento se recuerda que la estimulación temprana en la forma de actividades de gimnasio y entrenamiento para hacer pipí se da en África y Asia. La vieja teoría del desarrollo contrasta con las investigaciones modernas del cerebro que muestran que la estimulación temprana contribuye con ganancias del desarrollo cerebral aun entre los más pequeñitos.
Cuerpo y sentidos
La profesora de neuropsicología ha usado tecnología avanzada de encefalogramas durante muchos años para estudiar la actividad cerebral de cientos de bebés.
Entre los resultados se aprecia que las neuronas en los cerebros de los niños aumentan con rapidez en número y especialización cuando este aprende nuevas habilidades y se mueve más.
Las neuronas en los más pequeños forman hasta mil nuevas conexiones por segundo.
El desarrollo de nuestro cerebro, la percepción sensorial y las habilidades motrices se dan en sincronía, otro hallazgo de los estudios.
Por eso, la investigadora cree que incluso los bebés más pequeños deben ser retados y estimulados, a su nivel, desde el nacimiento en adelante.
Necesitan involucrar su cuerpo entero y sus sentidos explorando su mundo y los distintos materiales, tanto en interiores como en exteriores y en todos los tipos de clima.
Las experiencias deben ser producidas por ellos, enfatiza, no es suficiente para los niños ser llevados o empujados en un coche.
Esa creencia de que hasta los tres años de edad los niños solo necesitan caricias, abrazos y cambio de pañales, no es cierta. Los estudios muestran que ratas criadas en jaulas tienen menos ramificación dendrítica en el cerebro que aque-
llas levantadas en un ambiente con sitios para trepar, esconderse y con túneles.
Además, “las investigaciones también revelan que los niños que nacen en culturas donde la estimulación se considera importante se desarrollan antes de lo que lo hacen los niños occidentales”, explicó la neurocientífica.
Hay otro factor para tener en cuenta: el cerebro de los bebés es muy maleable y por ende se adapta a lo que sucede alrededor de ellos. Si las nuevas sinapsis que se están formando en el cerebro no se usan, desaparecen cuando el niño crece y el cerebro pierde parte de su plasticidad.
Por ejemplo, los niños chinos escuchan la diferencia entre el sonido de la R y la L cuando tienen cuatro meses, no cuando tienen más. Como no necesitan distinguir esos dos sonidos para aprender su lengua materna, las sinapsis del cerebro que tienen ese conocimiento desaparecen cuando no se usan.
Es decir, pierde la capacidad de distinguir entre esos sonidos.
Pérdida
En realidad los bebés pueden distinguir los sonidos de cualquier idioma cuando tienen cuatro meses, pero al momento en que tienen ocho pierden esa capacidad, de acuerdo con van der Meer.
Vale recordar que en los años 70 se creía que los niños solo podían aprender bien un idioma. A los papás extranjeros se les pedía no hablar en su lengua nativa a sus hijos para que no entorpeciera el desarrollo del idioma.
Hoy se piensa distinto y existen ejemplos de niños que hablan tres, cuatro o cinco idiomas con fluidez sin sufrir confusión idiomática ni retraso alguno.
En esos casos, según los estudios, el área del lenguaje nativo en el cerebro se activa cuando el niños habla en esos idiomas. Si se estudia un idioma distinto luego de los siete años de edad, se usan otras áreas cerebrales al hablar en esa lengua.
“Niños de culturas donde estimulación temprana es importante se desarrollan antes que los occidentales”. AUDRIE VAN DER MEER Neurocientífica “Podemos pedirles a los padres que en vez de parar al bebé lo pongan sobre sus rodillas. Él aprenderá a pararse luego solo” LARS ADDE Terapeuta pediátrico