Trump abre nuevos frentes de discordia con Australia e Irán
Dejando la diplomacia en manos de pocos asesores, continúa retando al globo.
El presidente estadounidense sigue tensando la cuerda contra cualquier nación del mundo que exprese desacuerdo ante sus políticas o no vaya en la misma vía. Si de entrada parecía lógica su reacción de ayer ante las pruebas balísticas de Irán (martes), ya volvía a ser el foco de todas las críticas por la forma “grosera” en la que según The Washington Post, le colgó el teléfono a su similar de Australia, Malcolm Turnbull.
“Esta fue la peor llamada por lejos: Trump molestó, se jactó y le colgó abruptamente el teléfono al líder australiano”, tituló el rotativo.
“Pudo haber sido una de las más agradables llamadas para el nuevo comandante en jefe —una conversación con el líder de Australia, uno de los más firmes aliados de Estados Unidos—. En cambio, Trump reclamó al primer ministro Turnbull al referirse a un pacto de refugiados y se jactó sobre la magnitud de su victoria en el Colegio Electoral, según altos funcionarios consultados sobre la conversación del sábado”, publicó ayer el Post.
Si bien se esperaba que el diálogo durara una hora, tras 25 minutos de iniciar la llamada, según reportó el mismo rotativo citando fuentes de la Casa Blanca, Trump le colgó el teléfono a su par australiano.
“Su comportamiento sugiere que es capaz de someter a líderes mundiales, incluso aliados, a la versión de vitriolo que frecuentemente emplea contra adversarios políticos y medios de comunicación en discursos y Twitter”, señaló.
Nuevos frentes
Anticipando el artículo del Post, al que medios de todo el mundo dieron eco el día de ayer, en la noche del miércoles Trump ya utilizaba su Twitter para expresar su versión sobre lo ocurrido con su par australiano: “¿Lo creen? La administración Obama acordó alojar a miles de inmigrantes ilegales desde Australia. ¿Por qué? Voy a estudiar ese estúpido pacto”.
Desde la ciudad de Melbourne, Turnbull enfatizó en la defensa de su país al ser preguntado sobre el altercado: “ustedes especulen sobre las políticas de Washington. Mi trabajo cada día es defender los intereses de Australia”.
Entre miércoles y jueves también empeoró la histórica rivalidad entre Estados Unidos e Irán, a pesar de que la anterior administración ( Barack Obama), había llegado a un histórico acuerdo con la República Islámica para levantar sanciones a cambio de garantizar un programa nuclear iraní sin carácter bélico.
Trump afirmó en Twitter —como ya es costumbre—, que “Irán fue formalmente puesto en aviso por lanzar un misil balístico. Debería estar agradecido por el terrible pacto que EE. UU. hizo con ellos”.
“Irán estaba listo para colapsar, hasta que EE. UU. vino y le dio un salvavidas en forma de acuerdo”, agregó.
Medios como The New Yorker señalan que “esa es la consecuencia de dejar la diplomacia de Estados Unidos
en manos de dos asesores, que hoy controlan todo en Washington”, señalando al radical Steve Bannon, su estratega, y a Jared Kushner, su yerno.
¿Pero por qué Trump logra hacer esto en la diplomacia de la potencia con aparente facilidad? Para Emilio Viano, docente de la American University, “logró llevar a los empresarios adinerados que apoyaron su campaña a todas las esferas de Washington. La influencia de ellos es evidente en su gabinete. Aún así, tiene una fuerte base de apoyo de clases populares que creen que estas políticas proteccionistas y nacionalistas serán positivas para el país en un mundo globalizado”.
Ayer Trump advirtió que ese estilo va para largo: “No se preocupen porque hable duro. El mundo tiene problemas, pero vamos a arreglarlos, ¿de acuerdo? Eso es lo que yo hago, arreglo cosas”