El Colombiano

LA PELEA DE TRUMP CON LOS MEDIOS

- Por ANDRÉS OPPENHEIME­R redaccion@elcolombia­no.com.co

Un nuevo informe del centro de estudios Freedom House sobre las libertades políticas en todo el mundo pone a Estados Unidos bastante alto en la lista de los países más libres, pero si el presidente Trump continúa su curso actual, es probable que el país caiga varios lugares en el ranquin del próximo año.

Según el nuevo estudio “La libertad en el mundo 2017”, de Freedom House, que clasifica a los países en una escala del 1 a 100 y los define como “libres”, “parcialmen­te libres” o “no libres”, Estados Unidos fue un país “libre” en 2016. Pero Estados Unidos cayó de la 37ª posición en el ranquin anual de Freedom House el año pasado a la 48ª posición este año.

“En 2016, las fuerzas políticas populistas y nacionalis­tas lograron avances asombrosos en los países democrátic­os”, dijo el informe. Agregó que “las posturas de Trump durante 2016 hicieron surgir temores” sobre un retroceso en el compromiso del país con la democracia y los derechos humanos.

Cuando le pregunté al autor principal del informe, Arch

Puddington, si el estudio está enfocado en la libertad de prensa, me dijo que Freedom House publicará un informe separado centrado en la libertad de prensa en mayo.

“Pero sospecho que el puntaje de Estados Unidos en materia de libertad de prensa bajará en 2017”, dijo.

Trump “no ha hecho amenazas institucio­nales a los medios de comunicaci­ón, como facilitar las demandas por difamación o establecer comités de censura, como se ha hecho en Rusia. Pero Trump y su secretario de prensa han denunciado a los medios de comunicaci­ón como jamás vi hacerlo en mi vida”.

Desde su inauguraci­ón el 20 de enero, Trump ha etiquetado a The New York Times, el Washington Post y CNN, entre otros, de difundir “noticias falsas”.

Algunos pueden interpreta­r esta etiqueta como un hecho trivial, producto de la personalid­ad impulsiva de Trump, o como un legítimo ejercicio del derecho de un presidente a defenderse contra lo que considera noticias injustas. Pero quienes seguimos de cerca la política latinoamer­icana sabemos muy bien que los ataques del gobierno a la prensa muchas veces terminan debilitand­o al periodismo independie­nte.

La forma en que Trump arremete contra cualquier medio que ponga en duda las mentiras flagrantes que dice casi a diario –como que la multitud que asistió a su inauguraci­ón fue la más grande de la historia, o su falsa afirmación de que “millones” de inmigrante­s indocument­ados votaron en contra de él– nos recuerdan a los demagogos que goberna-

ron en Venezuela, Argentina y Ecuador en años recientes.

Todos ellos llamaron “mentirosos” a los medios que ponían en duda sus afirmacion­es. Uno de los principale­s eslóganes de la expresiden­ta argentina Cristina Fernández de

Kirchner, refiriéndo­se al diario de mayor circulació­n de su país, era “Clarín miente”.

Pablo J. Boczkowski, profesor de comunicaci­ones de la Northweste­rn University, y autor de un estudio sobre el impacto de los ataques del gobierno de Fernández contra Clarín, me dijo que estos ataques verbales tarde o temprano hacen mella sobre la credi- bilidad de aquellos medios que tienen una audiencia políticame­nte dispersa.

En Argentina, los embates verbales de Fernández contra Clarín, que tenía una audiencia de lectores oficialist­as y opositores, hicieron reducir la circulacio­n del diario de 380.000 ejemplares en 2008 a 232.000 en 2014. En comparació­n, la circulacio­n del diario La Nación, que tenía un público más uniformeme­nte opositor, cayó solo marginalme­nte, de 158.000 a 155.000 copias durante el mismo período, según su estudio.

“La experienci­a argentina muestra que atacar a un medio de prensa es una táctica políticame­nte eficaz”, me dijo. “Le ayuda al presidente a solidifica­r sus bases y erosiona o pone en duda la credibilid­ad de los medios independie­ntes”.

Mi opinión: Es cierto que Trump aún no ha dado ningún paso institucio­nal serio para restringir la libertad de la prensa. Pero sus ataques verbales diarios contra los medios de comunicaci­ón parecen dirigidos a sembrar la confusión, para que nadie crea en nada y todos dudemos de todo. Y cuando todos dudamos de todo, los demagogos pueden hacer lo que quieren

La forma en que arremete contra cualquier medio que ponga en duda las mentiras que dice, nos recuerdan a los demagogos que gobernaron en años recientes.

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