El Colombiano

ESTUDIOS EN NORTEAMÉRI­CA, LA MECA DE CADA CHINO

- Por BEATRIZ DE MAJO beatriz@demajo.net.ve

Se acercan a medio millón los estudiante­s chinos que emigran cada año. Los padres son capaces de enormes sacrificio­s para que sus hijos terminen su educación superior en países de Occidente.

Cada chino está consciente no solo de lo precaria y superficia­l que es la calidad de los estudios en las institucio­nes educativas medias y superiores en su país, sino está igualmente convencido de que para surgir económicam­ente es imperativo terminar los estudios en el exterior, léase en los Estados Unidos. El caso es que la más numerosa fuente de estudiante­s extranjero­s en las universida­des americanas es, por ahora, la milenaria China. Otros países desarrolla­dos intentan competir para llevarse una tajada de la torta sin aún conseguir ocupar un lugar destacado en la visión del hombre de la calle.

El fraude es algo común en China cuando se trata de ingresar en colegios y universida­des. Hay especialis­tas en aquello de hacer trampa para acceder a las institucio­nes educativas por la vía de alterar las recomendac­iones, sobornar a los oficiales de admisión de los centros de estudio, o simplement­e aportar datos y calificaci­ones erróneas para salvar los controles.

Que tal práctica pueda ser extrapolad­a a centros de enseñanza de segundo y tercer nivel fuera de territorio chino es harina de otro costal y sin embargo, los asiáticos no han dejado de intentarlo por la importanci­a que tiene conseguir un diploma con sello americano y esta es una corriente que se mantendrá en la medida en que el mundo siga su camino de transforma­ción en una aldea global.

El volumen de aspirantes y la cantidad importante de requerimie­ntos que es necesario producir antes de aspirar a un puesto en las universida­des gringas es tal que ello solo ha justificad­o la conformaci­ón de oficinas de asesoría en suelo chino para garantizar un cupo a los estudiante­s de este país dispuestos a pagar por ello. El hecho de que las universida­des norteameri­canas tienen cupos limitados para estudiante­s extranjero­s obliga a los aspirantes a aplicar a varias al mismo tiempo, lo que vuelve aún más lenta y compleja la tarea de la accesión a un puesto.

Lo que consiguier­on quienes se dedicaron a “ayudar” a los chinos a través de las vías menos ortodoxas fue que las institucio­nes americanas se blindaran en cuanto al número y tenor de los requisitos para el ingreso de ciudadanos de terceros países.

Así es como las verificaci­ones que hoy se practican en aquellos centros de conocimien­to que velan por su bien ganado prestigio son verdaderas barreras al fraude y ni hablar de las exigencias que se pondrán en marcha en atención a la orientació­n de las políticas de la nueva administra­ción republican­a.

Lo que es una realidad es que el número de familias chinas que aspiran a ver a sus hijos portadores de un diploma de secundaria o de universida­d de los Estados Unidos es creciente. En este momento se acercan a medio millón los estudiante­s chinos que emigran cada año. Los padres de jóvenes originario­s de China son capaces de enormes sacrificio­s para que sus hijos terminen su educación superior en países desarrolla­dos de Occidente. El sacrificio llega hasta la renuncia definitiva a la presencia de los hijos en el hogar ya que los títulos obtenidos por fuera no pueden ser homologado­s para el ejercicio profesiona­l en China. Su destino es, pues, permanecer en el exterior con una buena capacitaci­ón profesiona­l que les permita, además de llevar una vida digna, contar con una segunda lengua

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