Anif y Fedesarrollo le sacan más peros a la tributaria
Desde que entró en vigencia la reforma tributaria, aplicada desde el 1 de enero de 2017, las cosas parecen que no mejorarán en el tema de recaudo y fortalecimiento de las finanzas vía impuestos. Tanto para el gremio fi- nanciero como para el centro de pensamiento surgieron más dudas frente a la eficacia de esta medida, que no fue tan estructural. Dan sus argumentos frente a una nueva reforma.
A pesar de la normativa que entró a regir en enero de 2017, el recaudo de impuesto bajará como porcentaje del PIB al 2020.
En los primeros 43 días de entrada en vigencia de la reforma tributaria, que propuso el Gobierno y aprobó el Congreso a finales del año pasado, las dudas empiezan a florecer si realmente fue estructural o no.
Por ejemplo, las proyecciones e informes económicos de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) y de Fedesarrollo revelaron que al final de 2020 disminuirá el recaudo adicional como porcentaje del PIB. Para el gremio financiero esta disminución será de 0,7 %, mientras que para el centro de pensamiento será de 0,1 %.
Se estima que la reforma logrará su propósito de mayor recaudo en los próximos dos o tres años, básicamente por el aumento en el IVA y por impuestos indirectos, pero “el recaudo en el largo plazo tiene un problema: por un lado se bajó la tarifa a las empresas y por el otro, no aumentaron los impuestos a personas naturales para compensar”, apuntó Leonardo Villar, director ejecutivo de Fedesarrollo.
Es decir, el impacto neto para 2019 y 2020 va a ser marginal y el aumento en el recaudo por impuestos indirectos se diluirá en los próximos años. Por lo tanto, Villar afirmó que posiblemente se requiera un nuevo ajuste tributario hacia 2018 o 2019.
Por su parte, el presidente de Anif, Sergio Clavijo, coincide en este punto y dijo que la reforma ‘Cárdenas’ fue “una buena medida, pero insuficiente: “En unos años se va a tener que hacer una nueva, probablemente, debido a las caídas en los ingresos”.
De otro lado, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, dice que se hizo un gran esfuerzo por aumentar el recaudo, pero “si los siguientes gobiernos quieren gastar más, pues tendrían que buscar los recursos para ello”. Lo que se podría realizar con nuevas reformas tributarias o con ajustes del gasto público.
Por ahora, con los recursos de la reforma actual se pueden mantener programas prioritarios para el Estado como los que se tienen en la actualidad, añadió el ministro.
La discusión se orienta más en aumentar la eficiencia del gasto y en optimizar cada peso que se tenga en el presupuesto fiscal.
Por otra parte, el exministro de Hacienda, Guillermo Perry, sostuvo que el próximo Gobierno va a encontrar que la nueva normativa en impuestos, no dejará un recaudo importante.
“El Gobierno ahora está en un dilema complicado y es controlar la evasión o hacer un ajuste al gasto. Me preocupa que la Dian se había quedado atrás en comparación con otras entidades de impuestos en el continente”, manifestó Perry.
Uno de estos atrasos a los que se refiere el exministro es el tecnológico. Por ejemplo, con la factura electrónica o la implementación de herramientas para tener trazabilidad de productos de difícil control, como es el caso de licores y cigarrillos.
Asimismo, falta monitoreo en aduanas y el más grave de todos: el recurso humano no está calificado.
A su turno, Armando Montenegro, consejero de BTG-Pactual para Colombia, dijo que la reforma deja incertidumbre a las empresas. Se ven desequilibrios de recaudo de largo plazo y esto es perjudicial para las compañías, al no poder proyectar sus impuestos a cinco o a 10 años. “No tendrán certeza de los impuestos que les van a cobrar, sin proyectarse”.
Pero después de conocer estos puntos de vista críticos, hay coincidencia positiva: la reforma ‘Cárdenas’, como se le conoce al nuevo esquema tributario de Colombia, logró elevar los ingresos por impuestos para compensar la pérdida de recursos provenientes de la renta petrolera.
Además, logró disminuir el efecto nocivo que tenía el pago de impuestos en el corto plazo para las empresas y estimuló la generación de empleo. Su desafío está en corregir aspectos de regresividad, que hacen poco claro el recaudo de largo plazo