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Cuatro músicos en la ciudad renuevan los sonidos tradicionales sin cambiar su esencia.
Debarro transforma el folclor manteniendo su esencia rítmica.
Decir que una gringa canta la Piragua con más sabor que el mismo José Barros resultaría escandaloso, injurioso o difícil de creer.
Sin embargo, al escucharla hablar, en perfecto español, de su amor, admiración y dedicación para entender y cantar la música tradicional colombiana, y en general del mundo, hace que la afirmación no resulte descabellada.
Se trata de Rebecca Levi, quien vive en la ciudad hace más de tres años y llegó precisamente a ser docente de música mientras ensayaba pasillos, guabinas y bambucos con Cristian Tobón, Jorge Barrero y Edwin Gómez, oriundos de tierras paisas.
Los cuatro forman el grupo Debarro, nombre que resultó de pensar que “el barro viene de la tierra, los orígenes, y está en constante transformación”, señaló Rebecca en una mañana de ensayo, además porque por esos días entró al grupo Jorge, y como es Barrero, “creímos que era el nombre correcto”, contaron entre risas.
En sus conciertos, que por el momento se han hecho en bares y restaurantes de la ciudad, se les puede escuchar tocando La vaca mariposa de Simón Díaz, Canción con todos, popularizada por Mercedes Sosa, o El bambuco flojo, una canción original del grupo que, precisamente hoy graba su primer álbum gracias a crowdfunding (donaciones online).
“Hacemos un trabajo de audiopercepción, no tanto de ir al papel a escribir sino de escuchar atentamente”, contó Cristian, mientras Jorge aclaraba que lo que hacen es dejarle el alma a las canciones y darle pinceladas de otros aires para transformarlas respetando su esencia.
“Coger la raíz rítmica de un huayno peruano y adornarlo con otras regiones sería el objetivo del grupo”, explicó Edwin.
Debarro es una mezcla entre tradición y novedad porque Todo cambia, como lo cantó Mercedes, y hoy lo hace Rebecca con un color y arreglos diferentes