MATAR LO INFINITO
“No fue lo que vi lo que me detuvo/ Fue lo que no vi (…) Contando solo las calles, las había a millares, ¿cómo os las arregláis para escoger una?/ Para escoger una mujer/ Una casa, una tierra que sea vuestra, un paisaje para mirar; una forma de morir/ Todo ese mundo/ Ese mundo encima que ni siquiera sabes dónde acaba/ La tierra (…) es un viaje demasiado largo (…) Una música que no sé tocar. Perdonadme. Pero no voy a bajar. Dejadme volver atrás”. Fragmento del libro “Novecento. La leyenda del pianista en el océano”, de Alessandro Baricco.
La inmensidad del mar y del cielo devorador de la noche nos hace sentir pequeños. Pero, ¿qué tal sería volcar la mirada hacia la tierra nuestra, lo inabarcable de sus lugares, realidades y hacia lo infinito que es cada ser humano? El filósofo Zygmunt
Bauman, en su libro “Tiempos Líquidos”, expresaba que las grandes ciudades del mundo que en un principio fueron pensadas para permitir la seguridad y el bienestar, hoy parecen más bien el vertedero de los grandes problemas engendrados y gestados globalmente. Las ciudades se convirtieron en lugares de confluencia masiva no solo de personas sino de culturas, idiomas, creencias y experiencias. Que hacen del otro un mundo extraño, ajeno y peligroso. La sensación de inseguridad en el mundo ha llevado a crear pequeñas islas donde los semejantes estén tranquilos. Donde se intentan resolver problemas globales con políticas locales. Pero, a pesar de este intento de homogenización, el bienestar es superfluo e inconstante.
Esta incertidumbre puede convertirse en descubrimiento cuando se afrontan las ciudades como verdaderos lugares de encuentro, como lo expresó este filósofo polaco, donde los días se hacen “placenteros encuentros cotidianos con la humanidad que se oculta tras las máscaras escénicas”. Pluralidad que matamos con la generalización, con bultos de cemento, tropas e imposición. Negarse al encuentro con el otro es negar otro universo, es dejarse abrumar por lo que no se ve, es obviar las razones, es desconocer otra forma de nombrar, de habitar el mundo; es matar lo infinito * Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.
Negarse al encuentro con el otro es negar otro universo, es desconocer otra forma de nombrar, de habitar el mundo; es matar lo infinito.