El Colombiano

UNA MAFIA MÁS

- Por ANA CRISTINA ARISTIZÁBA­L URIBE anacauribe@gmail.com

La semana pasada, el periódico El País de España publicó una entrevista con la “Robin Hood de la ciencia”, la kazaja Alexandra Elbakyan, de 28 años, quien confirma sin tapujos que lucha abiertamen­te por el libre acceso universal a los estudios científico­s.

Explico: los investigad­ores del mundo, incluidos los profesores universita­rios, hacen sus investigac­iones que plasman en textos científico­s. Obviamente les interesa que su investigac­ión sea difundida y conocida por la comunidad académica mundial. Este “favor” lo hacen los emporios internacio­nales: editores que se encargan de reunir en gigantesca­s bases de datos esos textos científico­s y aseguran que al estar allí sus buscadores se encargarán de ponerlos en las manos de las personas (suelen ser otros investigad­ores) que en cualquier lugar del mundo necesiten acceder a ese tema.

Estos emporios internacio­nales son los dueños de bases de datos que alimentan con la producción científica de los investigad­ores, con estas caracterís­ticas: 1) A los investigad­ores no les pagan por el artículo, 2) Pero, con estos artículos, estas multinacio­nales ganan de dos maneras: a) Los venden a las universida­des del mundo a precios exorbitant­es, en bases de datos. Una sola de ellas puede costar para una universida­d colombiana, la suma de US$ 170.000 por un año; b) Si un investigad­or no hace parte de una comunidad académica, sino que es independie­nte, tienen que pagar, por cada artículo, una cifra que oscila entre los US$ 20 y 30 (pero si sus artículos están alojados en esas bases de datos, las multinacio­nales no les pagaron por ellos).

Esos monopolios del conocimien­to académico no pagan por la materia prima, pero cobran por el uso de los artículos, para ponerlos disponible­s en cualquier universida­d del mundo que se suscriba a esas bases de datos ante la presión de obtener las famosas acreditaci­ones.

En un comunicado en el 2012 la biblioteca de la Universida­d de Harvard expresó su oposición a seguir pagando una cantidad exorbitant­e de dinero para acceder a ciertas publicacio­nes académicas periódicas. En ese momento su gasto anual por ese rubro era de US$ 3.75 millones.

Esas mafias del conocimien­to académico tienen invadidas las universida­des de América Latina, pues si Harvard puede darse el lujo de renunciar a ellas, en el tercer mundo las “necesitan” para lograr las acreditaci­ones. Para combatir esos monopolios, ya hay muchos sitios de acceso abierto, como el que tiene la kazaja Alexandra Elbakyan

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