SOY MIEMBRO DE LA HERMANDAD MUSULMANA, NO UN TERRORISTA
La Hermandad Musulmana está inspirada en una comprensión del Islam que enfatiza los valores de la justicia social, la igualdad y el estado de derecho.
Escribo esto desde los confines del aislamiento en la cárcel más notoria de Egipto, donde he estado detenido por más de tres años. Me veo obligado a escribir estas palabras porque está en curso una investigación en los Estados Unidos sobre acusaciones de que la Hermandad Musulmana, una organización a la que he dedicado años de mi vida, es un grupo terrorista.
No somos terroristas. La filosofía de la Hermandad Musulmana está inspirada en una comprensión del Islam que enfatiza los valores de la justicia social, la igualdad y el estado de derecho. Desde su inicio en 1928, la Hermandad ha vivido en dos modos: sobreviviendo ambientes políticos hostiles o levantando a los más marginados de la sociedad. Como tal, se han hecho escritos sobre nosotros, se ha hablado sobre nosotros, pero rara vez nos han escuchado. Es en ese espíritu que espero que estas palabras encuentren luz.
Somos un movimiento moralmente conservador, consciente socialmente, que ha dedicado sus recursos al servicio público a través de las últimas nueve décadas. Nuestra idea es muy simple: creemos que la fe tiene que traducirse a la acción. Que la prueba de la fe es el bien que quieres hacer en la vida de los demás y que la gente trabajando junta es la única manera de desarrollar una nación, cumplir con las aspiraciones de sus jóvenes e interactuar con el mundo de manera constructiva. Creemos que nuestra fe es inherentemente pluralista y comprensiva y que nadie tiene un mandato divino ni el derecho a imponer una sola visión sobre la sociedad.
Desde nuestro inicio, hemos estado involucrados políticamente en las instituciones de nuestro país así como socialmente para manejar las necesidades directas de la gente. A pesar de ser el grupo más perseguido bajo el expresidente Hosni Mubarak, nuestra participación en el Parlamento, ya fuera en coaliciones con otros grupos políticos o como independientes, es un testamento de nuestro compromiso con el cambio legal y la reforma. Hablamos la verdad en un ambiente lleno de partidos de sellos de goma. Trabajamos con organizaciones independientes prodemocracia contra planes de entregar la presidencia al hijo de Mubarak. También trabajamos de cerca con una amplia gama de sindicatos profesionales y laborales.
Durante el año de la naciente democracia egipcia, nos dedicamos a reformar las instituciones estatales para aceptar a un gobierno más democrático. Desconocíamos la cantidad de resistencia que recibiríamos de los de línea dura en estas instituciones. No estábamos preparados para manejar el nivel de corrupción dentro del Estado. Perseguimos reformas por medio del gobierno, ignorando protestas públicas en las calles. Estábamos equivocados. Ahora estoy seguro de que muchos libros han sido escritos sobre los errores que cometimos, pero cualquier análisis justo de los hechos mostrará que fundamentalmente nos oponemos al uso de la fuerza. Nuestros defectos son muchos, pero la violencia no es uno de ellos.
Nada habla más de nuestro inequívoco compromiso con la no violencia que nuestra insistencia continua para la resistencia pacífica, a pesar de la violencia estatal sin precedentes. Las autoridades estatales son responsables de matanzas extrajudiciales, la desaparición de cientos de civiles y la detención de decenas de miles de prisioneros políticos.
La Hermandad Musulmana ha dedicado la mayor parte de su involucramiento en la vida pública a ofrecer programas de servicio social en barrios pobres, incluyendo clínicas gratis, bancos de comida y apoyo académico y logístico para estudiantes universitarios pobres.
En retrospectiva, lamento que las maniobras políticas crearan distancia entre nosotros y las personas que hemos vivido para servir, una lección duramente aprendida de la primavera árabe