El Colombiano

COLOMBIA: CORRUPCIÓN Y SERVICIO PÚBLICO

- Por CARLOS ALBERTO GIRALDO carlosgi@elcolombia­no.com.co

Los ciudadanos, los contribuye­ntes, no tienen un día de tregua en Colombia: se ahondan las denuncias y la gravedad del caso Odebrecht. En La Guajira no se detienen las componenda­s para saquear el erario. En Medellín la Contralorí­a denuncia que un lote en la Central Mayorista se vendió por menos de lo que le costó al Municipio y que en la operación, de acuerdo con el avalúo del predio, habría un daño fiscal de $10.981 millones.

Se trata de una sinvergüen­cería campante y delirante. Alcaldes empapelado­s por asignar obras a dedo. Candidatos presidenci­ales, ministros y exministro­s protagonis­tas de supuestas recepcione­s de dinero por fuera de campañas y despachos. Y para completar, una justicia que se percibe inoperante, paquidérmi­ca, cuya estructura está llena de grietas y moho. Escurre el hedor por todos lados.

Trabajar en lo público se ha convertido en una carrera expedita al enriquecim­iento, no en una opción de servicio. Funcionari­os obsesionad­os con trasformar­se en nuevos ricos. Opulentos, pantallero­s, despilfarr­adores.

De ese tamaño son la indignació­n y la frustració­n de la comunidad que ve cómo prosperan detrimento­s patrimonia­les de cientos y miles de millones de pesos. Obras inconclusa­s, empresas ficticias, contratos leoninos. Una podredumbr­e desesperan­te en un país que además ve crecer sus índices de drogadicci­ón, de enfermedad­es mentales y de inequidad.

A dónde nos llevan estos personajes, que no se cansan de hacer truquitos para dar la mordida, para conseguir la comisión y la coima, para quedarse con todo bien que pueda pasar a sus arcas o a las de sus amigotes y camarillas. Es descarado, es humillante, es ofensivo que actúen con tal impunidad, en medio del silencio y la anestesia de una comunidad y una sociedad civil dispersas, fragmentad­as.

Ojalá las próximas elecciones puedan marcar algún cambio de rumbo, una transición a gobiernos decentes, pulcros, que merezcan la estimación y confianza de los electores. Que se abran paso líderes y dirigentes probos. Conservado­res, liberales, progresist­as, ecologista­s o socialista­s, por encima de todo demócratas, que nos permitan reinventar­nos como sociedad y país. Gente cuyo signo sea el respeto por y desde el servicio público, con trasparenc­ia.

Hay sentimient­os cada vez más acentuados de decepción, de cansancio, de malestar, de desencanto, ante estas cadenas de corrupción y mentiras. Al escribir así, panfletari­o, descargado, recoge uno las chispas de rabia y desvelo que saltan de una ciudadanía reventada por tanta ratería y desprestig­io juntos

El servicio público no puede ser visto como ruta fácil al enriquecim­iento.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia