PRIORIDADES AMBIENTALES PARA LA VÍA RÁPIDA
No sé por qué tengo la leve impresión que la anunciada reforma del Sistema Nacional Ambiental –SINA-, utilizando la vía fast track o vía rápida para la paz, no tendrá como objetivo fortalecer la capacidad de las autoridades ambientales para combatir los crecientes conflictos, delitos y problemas sociales y ambientales que actualmente consumen a Colombia, por culpa de la falta de control de las autoridades sobre los que contaminan y degradan el territorio, sino, todo lo contrario, creo que dicha propuesta los incrementará. En América, Colombia ocupa el nada honroso primer lugar de naciones en poseer el mayor número de conflictos ambientales y sociales sin resolver.
El problema parte desde el origen. Desde la época de la conquista, se ha vendido desde adentro y afuera la falsa afirmación que aquí tenemos suficientes recursos naturales renovables y no renovables para ser explotados y vendidos por cualquiera, y ojalá que el interesado sea extranjero, inclusive a los precios más baratos del merca- do. Es decir, seguimos todavía bajo los mismos principios y mandatos del Virreinato. Y las consecuencias ya son evidentes.
Es falso de toda falsedad que tenemos suficiente agua para todos. Hace rato se nos acabó y la crisis por los cortes de agua en la mayoría de municipios y en las grandes capitales de las regiones Caribe como Santa Marta, y de la región Magdalena – Cauca como Cali, no tiene antecedentes. A nadie se responsabiliza, y según los políticos los culpables son la propia gente que hace la cola.
No tiene nombre que ante esta crisis de desabastecimiento y escasez de recursos a nadie le importe.
A nadie le importó el año pasado que el costo de la energía, alimentos y la inflación aumentaran por falta de agua. A nadie le importó que las hidroeléctricas se quedaran sin agua y que nos llevaran al peor escenario de desabastecimiento hidroenergético para el sector. Este año se repiten las imágenes de la gente de bajos recursos haciendo filas con baldes suplicando una gota de agua. y ¿a quien le importa?
Los políticos dicen que los ciudadanos deben hacer la fila como debe ser y hacer uso eficiente de las pocas gotas que les llegan.
Para esta reforma es bueno que las autoridades de control se dieran cuenta que de la bocatoma para arriba se ha explotado y deforestado hasta no más poder, y en las cuencas abastecedoras no les queda un solo árbol o una sola hectárea hídrica
En el país se deforestan 140 mil hectáreas / año, con tendencia al incremento, sin que alguien lo pueda detener.
Más del 40 % del país sigue en proceso de erosión. Para el 2030 el sector agrícola requeriría incrementar en casi el doble la cantidad de las actuales hectáreas sembradas. Por lo tanto, se espera un incremento en la de- manda de agua por parte del sector productivo en 187.859 millones de metros cúbicos, equivalente a un aumento del 65 %.
La reforma del SINA debe enfocarse en fortalecer la capacidad de las autoridades en decidir con información idónea sobre dichos problemas locales. Con capacidad de generar información base para dichas decisiones. Actualmente no existen recursos económicos para ello. Por cada peso que el Sistema Nacional Ambiental tiene para su funcionamiento, el de minas y energía tiene 30, y el de infraestructura y vivienda tiene 13.
La reforma debe empoderar a las comunidades en proteger las cuencas abastecedoras del recurso, actividades que muchas veces, en algunos territorios, lo hacen muy bien.
En fortalecer la capacidad de las autoridades locales para decidir sobre el verdadero uso que le quieran dar a su territorio. Fortalecer la capacidad de jueces y la Rama Judicial para proteger el agua como un derecho fundamental, y de proteger los derechos de las nuevas generaciones.
Esa es la vía rápida para la paz: darles solución a las necesidades de la gente a través de la restauración y conservación de lo que todavía es nuestro, los pocos recursos que nos quedan
La vía rápida para la paz: darles solución a las necesidades de la gente a través de la conservación de lo que todavía es nuestro, los pocos recursos que nos quedan.