El Colombiano

EL KÍNDER

- Por FERNANDO VELÁSQUEZ fernandove­lasquez55@gmail.com

El 25 de octubre de 2015 el ingeniero Federico Gutiérrez Zu

luaga, quien entonces tenía cuarenta y un años, logró derrotar a las maquinaria­s políticas locales con las banderas del movimiento cívico “Creemos”; luego, el primero de enero de 2016, asumió los destinos de la segunda ciudad del país acompañado de un joven equipo de colaborado­res.

Transcurri­dos catorce meses desde ese hecho debe indagarse ahora si esta administra­ción ha cumplido con las expectativ­as creadas. De entrada, debe decirse que muy poco se ha visto de las predicadas transparen­cia y eficiencia como expresione­s de la legalidad y de la cultura ciudadana; tampoco son muy relevantes los logros en materia de seguridad, a no ser algunas batidas y una ilegal captura de fleteros muy difundida en las redes sociales.

De igual manera, no se observan muchos logros en materia de educación, cultura, deporte y víctimas; y, mucho menos, en tratándose de una movilidad sostenible en medio del tierrero existente, como pro- ducto de la cantidad de obras inconclusa­s y mal hechas, heredadas de aciagas administra­ciones anteriores.

Así mismo, pocos son los indicadore­s en materia de desarrollo económico hasta lograr la urbe pletórica de empleo y productivi­dad, que se consignó en la feria de promesas previas a la elección. Igual sucede con el modelo integral de salud; a este respecto, bien valdría la pena que el funcionari­o, en vez de pasearse por El Tesoro o Manrique, se asomara a los centros de atención donde los enfermos hacen colas interminab­les y reciben, la más de las veces, una mediocre asistencia.

Además, él debería explicarle a la comunidad cómo va a recuperar el centro de la ciudad y hacer de ella una urbe decorosa, como para poder tornar realidad el lema según el cual “la dignidad humana es el eje de esta apuesta política”. Y, por supuesto, es importante que señale las acciones concretas para incluir a los siempre olvidados corregimie­ntos en “la visión y concepto de ciudad”, o para alcanzar la famosa “conectivid­ad” con Antioquia sumida en la desesperan­za; también, debería indicar los avances para fortalecer los recursos públicos y meter en cintura a Empresas Públicas de Medellín, sobre todo después de las graves denuncias escuchadas desde el Concejo seguidas de una pasmosa sordera oficial.

La administra­ción debe decirle a la comunidad qué va a hacer para recuperar una ciudad cuyos espacios públicos han sido invadidos por inescrupul­osos, llena de basuras, desordenad­a, convertida en un gigantesco parqueader­o de vehículos y motos, víctima de una urbanizaci­ón desordenad­a y enrarecida; y, añádase, con unos niveles de contaminac­ión asustadore­s, presa de la incertidum­bre y la pobreza. Aquí, pareciera que las únicas zonas verdes son las di- bujadas por ávidos constructo­res en vallas publicitar­ias en las cuales venden paraísos inexistent­es; ese parece ser el cacareado “urbanismo social”.

Así las cosas, la ciudad requiere un burgomaest­re que gobierne y se deje aconsejar por quienes en atención a su trayectori­a y formación intelectua­l también tienen experienci­a en el manejo de la cosa pública; un dirigente para el cual una capital con tantas dificultad­es no se convierta solo en un laboratori­o para fabricar líderes políticos. Uno que, más allá de ese cuentico según el cual “contamos con voz”, repetido una y otra vez en la propaganda gubernativ­a (pagada con recursos públicos), cumpla y ejecute sus ofrecimien­tos.

El mandatario tiene que ser un líder llamado a jalonar, escuchar y hacer movilizar a la ciudadanía, en especial a los más necesitado­s; no, como dijo alguno, un comisario de redes sociales sino un estratega que realice más acciones y entienda que las ciudades no se gobiernan con encuestas y vendiéndos­e, cual novedoso perfume, como calificado experto en seguridad. ¡Que se abran, pues, los necesarios espacios para el diálogo social y el debate y que ellos no se reduzcan a un programa televisivo, al mejor estilo de Fajardo (un buen alcalde, pero un mediano gobernador), donde una bella periodista le hace “la corte” al nuevo monarca!

Transcurri­dos catorce meses de la administra­ción de Federico Gutiérrez, debe indagarse ahora si ha cumplido con las expectativ­as creadas.

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