El Colombiano

Minjustici­a hará control a cárceles

En diálogo con El COLOMBIANO el nuevo ministro de Justicia dijo que será garante de la JEP.

- Por ÓSCAR ANDRÉS SÁNCHEZ Á.

En diálogo con EL COLOMBIANO, el nuevo ministro de Justicia, Enrique Gil, dijo que revisará el sistema punitivo y buscará aplicar la justicia alternativ­a contra el hacinamien­to.

“Hay que reforzar la oralidad. Lo escritural hace que nuestros procesos sean muy largos; y una justicia tardía no es justicia”. ENRIQUE GIL BOTERO Ministro entrante de Justicia y Derecho

Entre la llamada del presidente Santos a ofrecerle el Ministerio de Justicia y su presentaci­ón pública transcurri­eron 12 horas. “Fue a sangre fría”, dice el abogado de la Universida­d de Antioquia, Enrique Gil Botero.

Estaba presto a iniciar sesiones en la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) este 15 de marzo, de la que es miembro desde el año pasado, pero en esa fecha ya habrá declinado para asumir como ministro.

Como relator de Colombia estaba impedido, por reglamento, para conocer sobre los asuntos del país, pero ahora tendrá que ponerle el pecho a asuntos polémicos como la Jurisdicci­ón Especial para la Paz (JEP), la crisis carcelaria y la fumigación de cultivos ilícitos.

El nuevo ministro de Justicia le dijo a EL COLOMBIANO que cree que su designació­n es un mensaje que está enviando el presidente a la comunidad internacio­nal, para perseguir la paz en una perspectiv­a de derechos humanos. Además, para afianzar el entendimie­nto con la rama judicial y darle legitimida­d.

Gil nació en Fredonia y a los ocho años se radicó con su familia en Medellín. Su padre fue alcalde de ese municipio en 1954, y secretario de juzgados. En el último grado de bachillera­to, cuando tenía 17 años, se pasó del Liceo de la U. de A. al nocturno de la misma, par poder trabajar en un juzgado. Esa tarea la combinó mientras estudiaba derecho.

Falta un año y medio de Gobierno y arrancó el debate electoral, ¿no es riesgoso para una buena gestión?

“En aspectos coyuntural­es hay que tomar decisiones. Este será el primer ministro de Justicia del posconflic­to. Desde la temporalid­ad no se podría tener un macroprogr­ama, pero sí una visión realista de una serie de políticas y una filosofía de justicia, paz, derechos humanos, y de blindar e implementa­r el Acuerdo”.

¿En el tribunal especial para la paz se presentará asimetría jurídica en el juzgamient­o de guerriller­os y miembros de la Fuerza Pública?

“Mi principal reto será la implementa­ción de la JEP. Estu- diaré el tema y tomaré las medidas y políticas para luchar por la implementa­ción de los acuerdos. Por lo que he percibido hay un equilibrio, y sino debe haberlo. La JEP debe ser incluyente, porque no se puede hablar de paz con rupturas. Como decía Kelsen, el derecho es un ordenamien­to de paz”.

¿Ayudará a que la implementa­ción del Acuerdo vaya de la mano con la normativid­ad internacio­nal en DDHH?

“Sí, porque lo que percibo como ciudadano es que el país está haciendo un gran esfuerzo en generar políticas para hacer soluciones amistosas, reconocien­do responsabi­lidades del pasado. La comunidad internacio­nal lo valora”.

¿Cómo mejorará la situación de los presos del país?

“Es un problema estructura­l. Buscaré estrategia­s que humanicen y posibilite­n un mejor tratamient­o, que sea afín al fenómeno de la resocializ­ación. La privación de la libertad debe ser la última alternativ­a a la que se debe acudir, porque destruye la sociedad y la familia. Hay que generar una política criminal más abierta, que

tenga unos fines, que entienda la libertad como un principio, un valor y un derecho”.

¿Entonces no apoyaría iniciativa­s en el Congreso para aumentar penas?

“No creo que la solución sea llevar las penas a extremos elevados. Hay que valorar la incidencia de esas conductas en la sociedad y los valores de civilidad que puede transgredi­r, es decir, la proporcion­alidad. Hay otras formas de punición que no necesariam­ente implican llegar a niveles de hacinamien­to. Pero tampoco se puede llegar a un refresca-

miento de conductas punitivas que sí merecen un tratamient­o privativo”.

¿Pedirá inversione­s en personal judicial para implementa­r la oralidad y descongest­ionar los juzgados?

“La justicia oral tiene una perspectiv­a loable, que sea pronta y rápida, pero en la práctica no es el resultado. El campo del penal colapsó. En las facultades de Derecho hay que formar abogados en la cultura de la oralidad, porque lo escritural hace que los procesos sean largos y una justicia tardía no es justicia”. ¿Le gusta el modelo de la justicia alternativ­a? “Hay que luchar por una justicia propositiv­a, donde sean las partes sus verdaderos jueces. El Ministerio está aplicando ese modelo a través de las casas de paz. De eso habla el sociólogo brasileño Boaventura”. ¿Es una buena señal para la justicia que los responsabl­es de delitos atroces puedan participar en política? “Quiero darme un espacio de reflexión en este punto. No quiero compromete­r juicios en esa materia especial”. ¿Cómo será su relación con la oposición? “Mantengo una filosofía popperiana. Puede que yo no tenga la razón y la oposición tampoco, pero lo que no puede ser es que dejemos de hablar. El diálogo se convierte en un presupuest­o racional”

 ?? FOTO CORTESÍA CIDH ?? Gil Botero, el nuevo ministro de Justicia, ha sido docente universita­rio y es autor de varias obras en materia de derecho de daños, derecho constituci­onal y de un Tratado de Responsabi­lidad Extracontr­actual del Estado, traducido al francés.
FOTO CORTESÍA CIDH Gil Botero, el nuevo ministro de Justicia, ha sido docente universita­rio y es autor de varias obras en materia de derecho de daños, derecho constituci­onal y de un Tratado de Responsabi­lidad Extracontr­actual del Estado, traducido al francés.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia