AL MENOS 109 FAMILIAS DEL MUNICIPIO DE ALTO BAUDÓ, EN CHOCÓ, HUYERON DE SUS CASAS POR COMBATES ENTRE EL ELN Y LOS GAITANISTAS.
Este fin de semana iniciaron los operativos para la entrega de menores de las filas guerrilleras.
Los combates ocurrieron el sábado en 4 veredas de Alto Baudó. El número de desplazados crece con el paso de las horas y podrían haber familias perdidas en la selva que no han llegado a Pie de Pató. La imagen fue tomada hace un mes.
Hay que decir que este es un proceso demasiado triste, que golpea desde el punto de vista humano porque salen muchachos y muchachas que dejan en los campamentos sus ilusiones, que dejan a sus parejas y que esto realmente golpea el alma y golpea el corazón”, así se refirió alias Jairo Quintero a la desvinculación de menores de las Farc que ocurrió el sábado pasado.
De acuerdo con el insurgente, representante de las Farc en el Consejo Nacional de Reincorporación (CNR), como este proceso es tan difícil para el menor desvinculado y para sus compañeros guerrilleros, los menores no perderán contacto con las Farc.
Esta medida, aceptada en CNR, deja muchas inquietudes acerca de que tan factible será el restablecimiento de derechos de los adolescentes.
“Un menor que sigue en contacto con su reclutador sigue reclutado y sigue adoctrinado”, expresó Margarita Restrepo, representante a la Cámara por Antioquia, del Centro Democrático.
Entre víctimas y victimarios
Si algo hay seguro, según dicen los expertos en memoria del conflicto en Colombia, es que la línea entre víctimas y victi- marios es muy delgada y que casi todos los actores en el conflicto han pasado de un lado al otro a lo largo de estos 52 años.
Para el caso de los menores es claro que son víctimas, el protocolo para su atención establece que serán tratados así y que tendrán la reparación que se merecen. Pero ¿son víctimas de quién? es lo que no ha podido descifrar el Consejo Nacional de Reincorporación.
“Este protocolo lo que reconoce es que en el marco de la confrontación las Farc fue un refugio para esos menores, que los acogimos y que llegó el momento en que el Estado se compromete a garantizar sus derechos”, aseguró Quintero.
Esto no es del todo descabellado, de acuerdo con un experto de una de las organizaciones que trabajan por el bienestar de los niños en el país, que por lo delicado del tema pidió la reserva de su identidad, muchas veces los niños llegaron a las Farc como un modo de protegerse de una familia maltratadora, huyendo de violencia doméstica.
EL COLOMBIANO conoció el caso de Leidy Maritza Montoya, una desmovilizada de las Farc que ingresó a las filas guerrilleras a los 13 años: “Mi papá tomaba mucho trago y nos pegaba a mi mamá y a nosotras, por eso un día cualquiera salí a decirle a los guerrilleros que pasaban que me
llevaran, ellos me dijeron que no, que yo estaba muy chiquita, pero como insistí tanto me dieron una semana para pensarlo y volvieron por mí”.
Sin embargo, desde otra orilla, la congresista Restrepo aclaró que al interior de las Farc los menores también han sufrido abusos, como lo evidencian los testimonios de niños desvinculados.
Para Unicef, son claros las consecuencias que viven los menores durante su vida en el grupo armado: “independientemente de cómo sean recluta-
dos y de sus funciones, los niños soldados son víctimas, y su participación en los conflictos acarrea graves consecuencias para su bienestar físico y emocional. Esos niños habitualmente son sometidos a abusos y la mayoría de ellos presencian muertes, asesinatos y actos de violencia sexual. A muchos de ellos se los obliga a cometer esas atrocidades y algunos sufren graves trastornos sicológicos a largo plazo. La reintegración de esos niños es un proceso muy complejo”.
Leidy Maritza hoy es una mujer adulta, vive en su pueblo natal con su madre y su hijo, asegura que no fue maltratada en la guerrilla, que siempre recibió el mismo trato que cualquier adulto, pero que obviamente vio la muerte de cerca y que muy pronto tuvo que empuñar su primer arma.
¿Complicidad?
Joshua Mitrotti, director de la Agencia Colombiana para la Reintegración y miembro del CNR, dijo que “el acuerdo plantea que el compromiso es que las Farc van a hacer una transición hacia la política, hacia el compromiso social, hacia el compromiso económico, pero siempre con la autodeterminación, de los individuos que quieran pertenecer. Los menores no serán alejados”.
Al respecto, la representante Restrepo advirtió que de esta forma “el Gobierno está siendo cómplice de los terroristas por el delito de reclutamiento infantil”