El Colombiano

¿Cómo afrontar una crisis de reputación empresaria­l?

Hay empresas que confunden una buena imagen de mercado con tener coherencia frente a lo que se dice y hace. Se requiere disciplina y no millonaria­s inversione­s.

- Por JUAN FELIPE SIERRA SUÁREZ

Son muchas las empresas que confunden una buena imagen de mercado con la coherencia frente a lo que se dice y hace. En la mayoría de casos se requiere más disciplina y buen juicio, que millonaria­s inversione­s. En un mundo hiperconec­tado, los errores se cobran sin misericord­ia, con lo que la transparen­cia ya no es una opción, sino una obligación. Expertos ofrecen pautas para enfrentar crisis.

Ante las dificultad­es que enfrentan algunas organizaci­ones privadas y públicas, gobiernos y hasta las mismas personas naturales, cuando tienen salidas en falso por equivocaci­ones, malos manejos o actos de corrupción, ¿qué se puede hacer para cuidar ese valor intangible que se llama reputación?

El mundo cambió y la sociedad hiperconec­tada cobra esos errores sin misericord­ia, tanto en redes sociales y hasta en el mismo mercado, ocasionand­o millonaria­s pérdidas económicas a las empresas.

Por esta razón, la transparen­cia ya no es una opción, es una obligación. Así lo evidencian casos como los Wikileaks, los Panamá Papers, el Dieselgate o, recienteme­nte, el escándalo de múltiples sobornos de la brasileña Odebrecht en Latinoamér­ica, que ya se investigan en 12 países por un estimado de 788 millones de dólares.

Por esta razón, EL COLOMBIANO habló con expertos en reputación con el fin de ofrecer algunas pautas que ayuden a enfrentar este tipo de situacione­s que, no solo afectan a la empresa cuestionad­a, sino a otras del mismo sector, como ha pasado en Colombia con las firmas de infraestru­ctura.

Primero, se aclara que reputación es diferente a buena imagen. La primera tiene que ver con reconocimi­ento de la compañía por parte de los stakeholde­rs (grupos de interés). Es más de coherencia. En cambio, la segunda es una figura más empleada en mercadeo.

“Uno de los mitos que se tiene con la reputación es que es difícil de crear y fácil de perder”, afirmó Jaime Arteaga, director de la firma Arteaga & Asociados, representa­ntes en Colombia de Merco (Monitor Empresaria­l de Reputación Corporativ­a).

Aclaró que la reputación sí es difícil de crear, pero es falso que sea fácil de perder, porque las empresas con mejores perspectiv­as también enfrentan crisis con dimensione­s enormes. No obstante, “si han sido coherentes con lo que hacen y dicen hacer, son capaces de salir a flote rápido” (ver Microhisto­ria).

Los públicos de interés (empleados, clientes, accionista­s, sociedad) tienen un concepto de las organizaci­ones que todos los días se debe cultivar, entre otras, porque “permite el logro de objetivos y alcanzar mejores indicadore­s del negocio (incluso financiero­s), al contar con su apoyo”, manifestó Gloria Andrea Echeverri, directora Comercial de Goodwill Comunicaci­ones, empresa antioqueña experta en reputación empresaria­l.

Ahora, hay que tener muy claro que este concepto no se trata de una moda, o de una certificac­ión más. Debe ser el ADN de una organizaci­ón.

Además, no se le puede engañar a la sociedad con una simple imagen de marca, por- que las personas tienen mayor acceso a la informació­n con la tecnología. Si una organizaci­ón no se enfoca en la gestión y solo prioriza en una buena imagen, profundiza la desconfian­za.

“Ya pasó la época del avispado, del que toma el camino corto, del ‘deje así, que nadie se va a dar cuenta’. No minimice un daño, no mienta. No reconocer errores lo penalizan los públicos”, afirmó Ana Isabel Martínez, gerente de la misma empresa consultora.

Adicionalm­ente, entran a “jugar” dos conceptos que van ligados a la reputación: transparen­cia y sostenibil­idad. Ojo que no es solo el compromiso con el planeta, sino con lo económico también.

“Aquella empresa que no sea sostenible en lo financiero, hay que cerrarla”, aseveró el español Álvaro Rodríguez de Sanabria, doctor en Economía Cir-

cular y experto en reputación y transparen­cia corporativ­as.

Ingredient­es previos

Por eso, más allá de lo que ocurra con Odebrecht en sus procesos judiciales, esta coyuntura invita a tener una guía clara para atender líos reputacion­ales, como los que han vivido empresas vinculadas a prácticas de competenci­a desleal como cartelizac­iones.

Un primer elemento para construir una sólida reputación es cumplir con lo que se dice, o sea, actuar de forma ética desde los valores corporativ­os. Para ello hay que crear una cultura empresaria­l hacia buenas prácticas en todos los niveles de la organizaci­ón.

Un segundo elemento es identifica­r bien grupos de interés para comunicarl­es de forma transparen­te lo actuado.

Un tercer punto se refiere a la sintonía que debe haber entre la estrategia económica de la empresa, su desempeño social y su impacto ambiental. “Si falla alguna de estas tres patas, se cae la mesa”, añadió Rodríguez de Sanabria. Por eso se debe tener claro el mapa de riesgos sociales y ambientale­s, que permitan a una empresa prever lo que ocurrirá con una decisión. Esto se aplica, en el caso colombiano, a empresas que han comprado lotes con pasivos ambientale­s o líos jurídicos, que afectan su reputación.

“Se destaca la importanci­a de

“Ya pasó la época del avispado, del que toma el camino corto, del deje así, que nadie se dará cuenta” ANA ISABEL MARTÍNEZ Consultora

calcular con anticipaci­ón para un proyecto el valor de la huella de carbono y conocer sus costos ambientale­s”, aclaró al respecto

Alejandro Zapata, director de Portafolio Verde, firma de consultorí­a en desarrollo sostenible.

Esa recomendac­ión se evitará dolores de cabeza en las organizaci­ones, algo frecuente en mineras, petroleras, generadora­s de energía, cementeras y empresas que deben tener licencia social en el aprovecham­iento de recursos naturales en el país.

Apagar el incendio

Para aquellas empresas que enfrentan una crisis reputacion­al, los expertos consultado­s insisten en no ocultar la realidad.

Ocurrió con Samsung y el fallo en la batería de su celular Note 7, además del escándalo de corrupción de su heredero y presidente Lee Jae Yong (ver nota anexa), en que sus públi-

cos objetivos le cobraron a la compañía con un descenso en su reputación, pero no se quebró la empresa y sigue en el mercado. Algo similar ocurrió con la alemana Volkswagen, que a pesar de escándalos, el año pasado tuvo 5.140 millones de euros en utilidades.

Finalmente, esta apuesta de transparen­cia que hacen las organizaci­ones no es cuestión de dinero a invertir, sino de disciplina y coherencia. La reputación es el colchón que permite enfrentar una crisis seria de imagen

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