UNA DEMOCRACIA EN CRISIS
En Colombia abundan elites que disfrutan de un conjunto de privilegios a costa de otros.
Los Estados nacionales sustentados actualmente en la democracia como sistema de gobierno, parecen haber olvidado las bases que en el ya lejano siglo XVIII, hicieron surgir una nueva estructura social y política gracias a la ilustración y el liberalismo. En efecto, un pensador como Rousseau a través de su obra “El contrato social” (1762) abordaba que para evitar la desigualdad entre los hombres debía existir un acuerdo que garantizara la vida, la libertad y la propiedad, encaminado a objetivos afines entre el Estado y pueblo en pro del bienestar común y el disfrute de la felicidad como derecho innato. Todo ello, basado en la responsabilidad de asumir de- rechos y deberes que estimulen el reconocimiento de las demás personas.
Sin embargo, en Colombia, al igual que muchos otros países latinoamericanos, abundan elites que disfrutan de un conjunto de privilegios a costa de otros. Esos otros somos los ciudadanos de a pie, los estudiantes y los motores reales de la economía: el trabajador y el campesinado, sin cuyo trabajo no sería posible sostener una nación como la nuestra.
El verdadero equilibrio de poderes necesario para evitar los problemas que nos aquejan hoy en día, deben recaer en la ciudadanía, en cuyas manos está la verdadera vigilancia al poder público. Los problemas estructurales del país son bien conocidos y pese a ello no parecen estar en las prioridades de los debates políticos o por lo menos, eso es lo que reflejan las querellas entre los partidos y sus representantes.
Quizás sea necesario retornar a la acción social de Max
Weber, no por las vías de hecho sino por la renovación de lo que el comunicador, profe-
sor e historiador de la Universidad de Antioquia Eduardo Do
mínguez Gómez denomina contenidos de la mente: ideologías, mentalidades y representaciones colectivas. No solo motivan a los grupos sociales para apoyar o rechazar un proyecto político, moral, artístico o religioso, sino que su conocimiento, apunta el académico, representa la mejor garantía para el respeto a los demás, el reconocimiento mutuo y el ejercicio de la libre expresión * Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.