El Colombiano

Mauricio Macri enfrentó su primera gran marcha sindical

- Por CATALINA OQUENDO Colaboraci­ón especial, Buenos Aires

Argentina vive una semana de movilizaci­ones y marchas. Hay descontent­o general.

En Argentina hay una frase que se escucha muy a menudo en cafés, calles y casas: “aquí se va a armar el quilombo”. La usan para decir que todo va a explotar, que se armará un gran lío y casi siempre se refiere a la política y la economía que tienen tan atravesada en sus vidas, tanto como el conflicto para los colombiano­s.

Por eso era particular que el actual presidente Mauricio Macri hubiera tenido 15 meses de tranquilid­ad, es decir, sin que los sindicatos que en Argentina representa­n el poder tras el poder, hubieran hecho una gran marcha en su contra.

Esta semana, sin embargo, se rompió esa luna de miel y las principale­s centrales obreras de Argentina, entre ellas la Confederac­ión General del Trabajo, la más grande del país, salieron a las calles de Buenos Aires para protestar por el ajuste económico del Gobierno, en una marcha multitudin­aria que detuvo la ciudad.

La movilizaci­ón coincidía, además con el segundo día de huelga general de maestros que exigen una mejora en sus salarios y sirvió como termómetro de un nuevo tipo de relación entre el Gobierno actual y los sindicatos a los que Macri, consciente de su poder, puso de su lado en 2016.

Para lograrlo, el presidente no solo firmó un pacto con empresario­s en el que se comprometí­a a evitar despidos, sino que además destinó recursos para las prestacion­es sociales de los sindicatos y aprobó negociacio­nes salariales cercanas a la inflación, que fue del 40 % en 2016.

Deterioro

Sin embargo, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadístic­as y Censos (Indec), el desempleo llegó al 9,3 %, mientras que otras estimacion­es señalan que la caída en el poder de compra de los salarios de entre el 6 % y el 10 %, hicieron que las bases de los sindicatos presionara­n a sus directivos para adoptar una actitud más frontal contra el Gobierno y no darle más espera.

“Con el deterioro del salario y la inflación, muchos trabajador­es cobraron a lo largo del año un mes menos. Se fue

generando un descontent­o, incluso e los votantes de Macri y la CGT hizo una especie de colchón amortiguan­do el malestar, sin llamar a paro, pero acá hay una olla a presión”, dijo a EL COLOMBIANO el analista político y profesor de Sociología de la Universida­d de Buenos Aires, Carlos de Angelis.

Durante la marcha fue tal la tensión que al finalizar, los

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