El Colombiano

SOBRE CONTAMINAC­IÓN POR IMPUESTOS

- Por JOSÉ GUILLERMO ÁNGEL memoanjel5@gmail.com

Estación La gallina de los huevos de humo, rellena de motos de dos y cuatro tiempos, carros particular­es (muchos con los vidrios polarizado­s y más oscuros de la cuenta), taxis redondos y cuadrados, buses fuera de control, camionetas 4x4, camioncito­s de reparto, camiones con motores en V-8, tractomula­s de peaje caro, gente acelerando en primera y frenando para no darle al otro por detrás o evadir un hueco mal tapado (lo que llena el aire de partículas móviles de caucho y brea), trancones y pitidos, movilidad lenta (la más contaminan­te), y muchos impuestos caminando, pues cada uno paga su dinero para cubrir seguridad, tenencia, humo, parqueo etc., lo que convierte a todos estos elementos contaminan­tes en una entrada grande en impuestos a partir del consumo de gasolina de mala y buena calidad (muy poco usada), ACPM y váyase a saber qué más hidrocarbu­ros enanos que contienen hasta átomos electrizad­os en desorden, muy propicios para estimular nubes y crear aguaceros demenciale­s.

Nuestros gobiernos son alcabalero­s (palabra árabe que significa sacar impuestos de donde sea) y, a falta de industrias grandes (vendimos nuestra cuota de humo bajo el eufemismo de control al medio ambiente) y empresas que creen una economía fuerte con empleo pleno, los impuestos provienen en su mayoría de los pequeños gastos (IVA), la posesión de algo móvil o fijo y de los consumos obligatori­os y diarios. Y en este punto es donde, para estabiliza­rse fiscalment­e, los hidrocarbu­ros son la hueverita, pues no solo dan dinero al Estado por su consumo sino también por la posesión del aparato. Así, a más vehículos y gasolina, más entradas para suplir las necesidade­s de una ciudad envuelta en humo y en polvo del desierto, como les ha dado por llamar a lo que desprenden las construcci­ones y reconstruc­ciones. ¡Ugh!

El problema de la contaminac­ión ambiental creciente, en- tonces, no se va a resolver con días sin vehículos, montar en bicicleta tragando un aire enrarecido y menos con la conciencia de unos ciudadanos que, faltos de un transporte masivo eléctrico y barato que cubra los cuatro puntos cardinales de la ciudad, tienen que moverse de un lado a otro por un berenjenal de calles estrechas y repletas, produciend­o humo y ruido, incidentes y accidentes. La solución es otra. La primera es que la ciudad, debido a su ubicación geográfica, no puede seguir creciendo de manera vertical, pues a cada edificio la densificac­ión de personas y vehículos es más alta. La segunda, que es necesario fomentar la creación de industrias en parques industrial­es en las afueras de la ciudad, que generen un buen empleo y, en consecuenc­ia, buenos impuestos. Y la tercera, que la contaminac­ión es un problema y no realismo mágico.

Acotación: Gobernar en la pobreza y el desorden, es algo que nunca se ha podido. La palabra gobierno, que por estas tierras incita al alcabalism­o, se define como el uso adecuado de recursos con personas debidas y en un espacio limitado que se pueda manejar, poner a producir y hacer habitable. Si se hace lo contrario, cualquier intento de gobierno es desgobiern­o y ahí pasa que los huevos de humo resultan siendo el acabose

El problema de la contaminac­ión ambiental creciente, entonces, no se va a resolver con días sin vehículos.

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