Revancha política o revocatoria, dilema en 64 municipios
En un acto sin precedentes, el Consejo Nacional Electoral solicitó información sobre la revocatoria en Bogotá. La razón: motivaciones políticas de fondo.
En 64 municipios de Colombia se está viviendo un ambiente electoral. En una carrera a contrarreloj, comités conformados por ciudadanos o miembros de partidos políticos están recolectando firmas para revocar a los alcaldes. Según la Registraduría, esta avalancha de solicitudes de revocatoria es histórica.
Que las solicitudes de revocatoria se queden en una anécdota depende de lo que suceda este año. Desde 1994, cuanto entró en vigencia la revocatoria como mecanismo de participación ciudadana, se adelantaron 294 solicitudes de revocatoria de mandato. Sin embargo, ninguna prosperó.
Esto se debe, en cierta medida, a que las exigencias para convocar la iniciativa eran más difíciles de alcanzar para los ciudadanos que las que se establecieron en 2015, cuando el Congreso expidió la Ley 1757. En 1994, cuando el Gobierno expidió la Ley 134, que regula los
me- canismos de participación ciudadana, se necesitaba que el 60 % de los ciudadanos que votaron en elecciones acudieran a las urnas para la revocatoria. Con la norma actual, el umbral es del 40 %.
Con la Ley de 2015, un grupo de ciudadanos puede conformar un comité, inscribirlo en la Registraduría, recolectar un número de firmas que representen el 30 % de los votos que obtuvo el alcalde en curso y presentarlas ante las entidades electorales.
Las solicitudes de revocatoria de mandato se pueden tramitar un año después de la posesión del alcalde. En Bogotá, por ejemplo, los comités que pretenden revocar al alcalde Enrique Peñalosa esperan presentar las firmas antes de mayo para que la Registraduría, en caso de que las avale, convoque a elecciones atípicas a más tardar en agosto o septiembre.
De la lista de 64 municipios en donde están recogiendo firmas, 30 pertenecen a la región Caribe. En Antioquia solamente está Ituango como municipio propenso a un escenario de elecciones atípicas. En la región Central llama la atención que siete entidades territoriales de Cundinamarca estén en proceso de revocatoria. De otro lado, Valle del Cauca y Tolima comparten el mismo número de municipios con interés en revocatoria: cuatro cada uno.
¿Prosperarán? Esta es la pregunta que se han formula- do diferentes analistas y sectores políticos. Si bien cada municipio es distinto, existen condiciones que han comenzado a mostrarse como una constante: ataque personal al alcalde y no al programa de Gobierno.
¿”Revanchismo”?
Si bien el propósito de la revocatoria es que la ciudadanía pueda ejercer un control político, existe un temor en diferentes sectores ante un posible escenario de revancha por parte de sectores políticos de la oposición.
Así lo considera Gilberto Toro, director Ejecutivo de la Federación Colombiana de Municipios (FCM): “La revocatoria es un mecanismo de participación muy importante. Sin embargo, en Colombia se ha convertido en una herramienta de los partidos políticos de la oposición como una revancha para el candidato que perdió. Hacen cálculos pensando que van a afectar porque, así no prospere la revocatoria, con la recolección de firmas no lo dejan concentrarse en gobernar”.
Toro advirtió dos problemas adicionales: que la revocatoria se haga efectiva después del primer año de mandato de los alcaldes y que los procesos de 2017 coincidan con las campañas políti
cas presidenciales de 2018: “En el primer año los alcaldes tienen que ejecutar un presupuesto aprobado del gobierno anterior, elaborar su plan de desarrollo y buscar los modos de financiación. En el primer año no existen elementos suficientes para intentar revocar un mandato. Este año nos preocupa porque la revocatoria debería ser un mecanismo serio y responsable y no enfocado a fines individuales, partidistas y politiqueros”.
Para Jorge Iván Cuervo, docente de Derecho de la Universidad Externado, no se debe estigmatizar la revocatoria: “La democracia colombiana es programática, de suerte que existe razón constitucional y legal para que proceda la revocatoria de mandato. Existe una condición muy clara para que prospere una revocatoria y es el incumplimiento del plan de desarrollo. La otra condición es más discutible y es la insatisfacción de la ciudadanía. Este es un punto complejo porque es difícil demostrar la insatisfacción”.
Aunque la condición de insatisfacción es ambigua, Cuervo apoya el mecanismo de revocatoria en la medida en que exige que “el alcalde comience a mos-
trar resultados, demostrando que está cumpliendo con el mandato”. Una solución equilibrada, señala Cuervo, sería realizarle ajustes a los puntos de la revocatoria que se prestan para diferentes interpretaciones, como la “insatisfacción”.
El caso de Bogotá
Con una desfavorabilidad cercana al 78 %, el alcalde En
rique Peñalosa está al borde de ser sometido a una revocatoria. Los tres comités que están recolectando firmas para revocar al alcalde aseguran que antes de junio las radicarán ante la Registraduría.
Detrás del proceso están movimientos políticos como Progresistas (del exalcalde Gus
tavo Petro), el Partido Comunista, la Unión Patriótica, la Marcha Patriótica y el Partido del Trabajo de Colombia. También están a favor de la revocatoria la Asociación de Recicladores de Bogotá, la Organización Colombiana de Estudiantes (OCE), el sindicato de ETB, la Asociación Distrital de Educadores y el sindicato del Acueducto de Bogotá.
El presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Alexánder
Vega, le solicitó a la Registraduría un informe en el que se den a conocer las motivaciones de cada uno de los co
mités que quiere revocar a 64 alcaldes del país. Esta medida resultó sorpresiva, pues el CNE no había intercedido en ningún proceso de revocatoria. Uno de los movimientos ciudadanos que tiene más fuerza en Bogotá es “Revoquemos a Peñalosa”. Su director, Leonardo Puentes, entregó una lista de motivos ante la Registraduría:
“Nosotros preveíamos que esto iba a pasar. Tenemos unos motivos concretos, nuestro movimiento no es ideológico ni pasional. Si usted analiza, los políticos Hollman Morris y Gustavo Petro están en el movimiento ‘ Unidos Revocamos a Peñalosa’. Tenemos razones concretas, como la construcción de un metro elevado y no uno subterráneo y la construcción en la Reserva Thomas Van der Hammen”.
En el caso del metro eleva- do y otras ideas que se están debatiendo, se destaca que fueron propuestas durante la campaña de Peñalosa.
A juicio de Armando Novoa, magistrado del CNE, los comités deben tener en cuenta que es necesario cumplir con uno de los dos requisitos (incumplimiento del programa de Gobierno o insatisfacción general) para que la revocatoria sea validada. “La Ley no establece que el Consejo Nacional Electoral pueda hacer un control sobre el contenido de los procesos de revocatoria, porque se afectaría un derecho fundamental como el control político. El CNE no debe intervenir para agregarle nuevos obstáculos a las revocatorias. Lo que está pasando es inusual”.
Óscar Ortiz, ex zar anticorrupción durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, considera que la revocatoria es un mecanismo legal válido. Sin embargo, hace énfasis en que “el exalcalde Gustavo Petro ha venido impulsando un proceso de revocatoria desde que Peñalosa se posesionó. La revocatoria se ha convertido en su bandera para impulsar una candidatura presidencial. Cuando fue alcalde obstruyó la revocatoria, ahora la usa a su conveniencia”.
Teniendo en cuenta las fuerzas políticas que están detrás de la revocatoria, el alcalde Peñalosa corre un riesgo alto. Así lo explica Fernando Rojas, especialista en urbanismo de la Universidad de los Andes: “Cuando hubo un proceso de revocatoria contra Petro, él le dio un giro a los programas distritales para que diferentes sectores de la ciudadanía lo apoyaran. En el caso de Peñalosa hay una desconexión. Él no ha buscado defensores porque no lo considera necesario, y la revocatoria va avanzando”. Oficialmente, el alcalde Enrique Peñalosa pre- fiere no opina sobre la revocatoria. Fuentes de la Alcaldía señalaron que el mandatario está concentrado en la ejecución de proyectos. Una concejala cercana a Peñalosa, Lucía Bastidas, le dijo a El COLOMBIANO que lo más importante “es que el alcalde no se distraiga y continúe con su trabajo por Bogotá”.
¿Funcionará?
La revocatoria no ha funcionado bien. Esta es la conclusión que hace el profesor Germán Valencia, del Instituto de Estudios Políticos de la U. de Antioquia: “Es un instrumento de control de la ciudadanía hacia los dirigentes, se debe mantener y trabajar en esa orientación. Sin embargo, las experiencias han demostrado que no está funcionando bien. Se usa como instrumento de enemigos políticos”.
Ana Beatriz Franco, doctora en Ciencia Política y Catedrática de la U. del Rosario, ve problemas de fondo que impiden que la revocatoria cumpla su objetivo: “Tenemos un boom de revocatorias dirigidas por políticos derrotados. En Perú sí se han llevado a cabo revocatorias y eso se explica en cierta medida porque la población no está vinculada directamente con la participación política”.
Teniendo en cuenta que Colombia es uno de los países más desiguales del mundo, Franco señala que es “difícil que exista una ciudadanía políticamente activa y consciente de lo que representa una revocatoria. El instrumento no funcionará mientras no tengamos una ciudadanía consolidada”