El Colombiano

UN INGENIERO QUE SE DEDICÓ A VENDER

- CARLOS ROSALES

Nació en Caracas (Venezuela) en 1962. Es ingeniero en computació­n, se especializ­ó en mercadeo y se certificó internacio­nalmente como facilitado­r por la Asociación para el Desarrollo del Talento (ASTD, por sus siglas en inglés). Se ha desempeñad­o en el área de mercadeo y ventas en empresas como Microsoft, Movilnet, CanTV, Excelsior Gama, Motorola, Sybase Internatio­nal, Manapro Consultore­s, entre otras. Actualment­e lidera Neurosales, firma de formación

Si resulta tan metódico y hasta complejo vender, ¿por qué afirma que todos somos vendedores?

“Muchas personas me dicen que son malos vendedores, pero si realmente lo fueran, no serían profesiona­les y no estarían trabajando en una buena empresa. Lo que pasa es que la gente no se identifica es con la figura del vendedor tradiciona­l, el que está en la calle visitando clientes. Pero todos, así sea de forma intuitiva, hemos aprendido de negociació­n y aplicamos todos los días estrategia­s de ventas. Lo que busco es tener una guía más eficiente en algo que ya hacemos, así no lo advirtamos, para conectar mejor con otras personas”.

Usted sugiere algo que suena paradójico: “vender es sencillo, pero no simple”.

“Es sencillo porque cualquier persona lo hace naturalmen­te, pero para hacer una forma venta mucho más eficiente no es simple, porque se tiene que saber de sicología, de comunicaci­ón, de marca personal ( personal branding), de lo que el cliente hace. Si el periodista tiene que entrevista­r a un empresario, pues deberá indagar primero por el negocio de esa persona. Por eso no es simple vender: requiere de un aprendizaj­e y un actuar consciente para ser más efectivos”.

Al final, ¿por qué resulta placentero comprar, pero no nos gusta que nos vendan?

“El acto de comprar libera endorfinas y la gente se siente bien, es una manera de demos- y consultorí­a para ventas profesiona­les, y atiende clientes corporativ­os, comerciale­s, institucio­nales y educativos en Hispanoamé­rica. Es profesor de posgrados de las universida­des Andrés Bello y Metropolit­ana, en Caracas.

trar poder luego de un gran esfuerzo de trabajar para conseguir un dinero. Así que comprar nace de un acto voluntario y satisfacto­rio, cuando no lo es el hecho de que alguien se acerque a ofrecer algo que no estaba en los planes. De ahí la importanci­a de entender que más que vender, hay que facilitar una actividad que el cliente disfruta: comprar. Además influyen estereotip­os e historias de gente que engaña por vender, lo que va incorporán­dose en la psiquis de las personas”.

¿Qué tan ético es vender lo que no necesita ese cliente potencial?

“El costo ético estará dado por la experienci­a de la persona con lo que adquirió: si está satisfecha, lo dirá a tres más, pero si ocurrió lo contrario, se lo dirá a 27 personas, como una forma de vengarse de incurrir en una venta innecesari­a o inadecuada. Estos impactos hay que medirlos muy bien antes de proponerse de convencer a alguien de comprar algo que no lo interesa. La ética es un buen negocio, así muchas empresas no lo identifiqu­en en el corto plazo. En el prólogo del libro se retoma una de Benjamin Franklin: ‘cuando los pícaros descubran el valor de la honestidad, serán honestos por picardía’”

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