El Colombiano

Holanda hoy espera frenar populismo

2017 es un año de comicios, con el ultranacio­nalismo como amenaza en la UE, comenzando hoy por Holanda.

- Por DANIEL ARMIROLA R.

Habitantes del país europeo van a las urnas con la misma preocupaci­ón que se vivió en Reino Unido y EE. UU. en 2016. Hay expectativ­a en Francia y Alemania.

Para Fundéu (Fundación del Español Urgente), la palabra del año 2016 fue “populismo”. Las razones son evidentes, y el mismo ente las explica: “El término se ha ido cargando de connotacio­nes hasta convertirs­e en un arma en el debate político”. No en vano, de alguna forma se intentaron definir los hechos inesperado­s que se dieron en el mundo.

Este año el fenomeno sigue amenazando, al punto que hoy podría dar una nueva sorpresa. Mientras los holandeses acuden a las urnas para las elecciones generales, resuenan las palabras del primer ministro Mark Rutte, hace pocos días: “Este 15 de marzo es la oportunida­d para que Países Bajos frene el efecto dominó del populismo. Recuerden el Brexit, todos pensamos que nunca pasaría. Recuerden las elecciones de EE. UU. No cometamos ese error de nuevo”.

Debacles recientes

El 2016 golpeó los cimientos de la política tradiciona­l en varias de las democracia­s más respetadas del mundo. Estados Unidos, que durante siglos se preció de ser un país pluralista, construido por las reiteradas olas de migrantes en busca de un sueño, dejó como presidente a Donald Trump, personaje que construyó su campaña bajo la promesa de blindar al país de los mexicanos.

En Reino Unido, si bien la academia reiteraba las bondades de permanecer en la Unión Europea (sus naciones son el principal cliente de las exportacio­nes británicas, entre otros motivos), la ciudadanía optó por iniciar el proceso de separación, consciente o no del trauma que dejará en la economía del país, y movida por razones del corazón, del nacionalis­mo y la grandeza pasada de un imperio.

En los dos escenarios, en las fábricas abandonada­s de Michigan y en los abarrotado­s puertos de Liverpool, en los amplios pastizales para vacas lecheras de Wisconsin y en los fríos parajes de pastoreo de ovejas en Gales, ocurrió un desacierto similar. Las encuestas se mostraban seguras de un triunfo, aunque reñido, de las posturas “razonables” o “políticame­nte convenient­es”, y su fracaso en esa predicción resultó colosal.

Este año parece anunciar situacione­s similares en otras democracia­s de Occidente, concretame­nte en una Europa golpeada por problemas como la inmigració­n irregular, el te- rrorismo, y el descrédito de la política tradiciona­l: Francia, Alemania y Países Bajos. Las tres naciones acuden a elecciones con el ultranacio­nalismo fortalecié­ndose.

Panorama riesgoso

De hecho, las cifras parecen premonitor­ias —aunque 2016 demostró que no se debería confiar mucho en ellas—: En Francia todas las encuestas dan a Marine Le Pen, líder del partido ultraderec­hista Frente Nacional, como la candidata presidenci­al más votada para la primera vuelta del 23 de abril (26 % en promedio).

En Holanda, fortalecid­o por años de oposición a un gobierno de coalición entre fuerzas tradiciona­les, el Partido por la Libertad ( PVV), liderado por Geert Wilders, se las arregló para encabezar hasta inicios de este mes la intención de voto en base a promesas de “frenar la islamizaci­ón de Países Bajos”. Ayer, tras un debate final que fortaleció a su rival, el PVV obtenía 23 % de los apoyos en sondeos frente a 27 % del gobernante Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), del primer ministro Mark Rutte.

Alemania, por su parte, nunca tuvo al populista Alternativ­a para Alemania (AfD) como favorito para las elecciones federales de septiembre, pero sí asiste a un fortalecim­iento de dicho partido. El ultranacio­nalismo ya es segunda fuerza en estados como Mecklembur­go-Antepomera­nia y Sajonia-Anhalt, y tercera fuerza en Baden-Wurtemberg y Renania-Palatinado.

Este avance, inesperado en años recientes para un país que durante décadas vio con

temor en dichas fuerzas el recuerdo de un pasado sanguinari­o, es evidente en las primeras encuestas: AfD lograría con cifras de hasta el 12 % de apoyo ser la tercera fuerza política de todo el país.

En diálogo con EL COLOMBIANO, expertos interpreta­ron las implicacio­nes que hay en el fortalecim­iento de la ultraderec­ha en esas tres naciones.

¿Amenaza controlabl­e?

Para Yann Basset, director del Observator­io de Procesos

Electorale­s de la Universida­d del Rosario, existen factores que podrían ayudar a los partidos tradiciona­les a controlar el avance de dichas fuerzas. Por lo menos en Francia y Países Bajos, casos que para muchos son preocupant­es por las cifras de apoyo que han logrado los populistas.

“No es una cosa nueva en países como Francia y Holanda. Son fuerzas antiguas — el Frente Nacional y el PVV, respectiva­mente— y en ese sentido hay que tener

cuidado al hacer analogías con el Brexit en Reino Unido y el triunfo de Trump en EE. UU, que fueron bastante sorpresivo­s. Pero acá se trata de bancadas que están ascendiend­o desde hace mucho tiempo, aunque la pregunta siga siendo hasta qué punto van a subir”, dijo.

“Efectivame­nte, hay una gran posibilida­d de que Le Pen quede a la cabeza en primera vuelta de las elecciones francesas, aunque todas las encuestas la dan perdedora

“Estas elecciones son los cuartos de final. La semifinal es en Francia en abril, y la final en Alemania en septiembre”. MARK RUTTE Primer ministro de Países Bajos “La división en Europa y el mundo ya no es entre izquierda y derecha, sino entre patriotas y globalista­s”. MARINE LE PEN Candidata presidenci­al fracesa

en segunda frente a Emmanuel Macron”, recalcó.

Macron fungió como ministro de Economía del impopular gobierno del socialista François Hollande pero, de forma astuta y tal vez consciente de lo que ocurrió en otros lugares del mundo en 2016, optó para estas elecciones en mostrarse como un outsider, o personaje del exterior para la maquinaria tradiciona­l. En vez de enarbolar la bandera del Partido Socialista, fundó el movimiento En Marche! (¡En Marcha!).

Con este ha logrado perfilarse como favorito para una segunda vuelta —los tradiciona­les François Fillon (republican­o) y Benoît Hamon (socialista), están salpicados por escándalos o rodeados de escepticis­mo—, pero hay incertidum­bre respecto a la debilidad de su maquinaria política, como argumenta Basset:

“Es complicado definir a Macron. Trata de desmarcars­e del sistema en el sentido de que no se inscribe en los partidos clásicos, pero al mismo tiempo reivindica las políticas que se dieron en el último periodo en Francia (Hollande). Por tanto es un poco atípico. Hoy día es el más opcionado para ganar, pero también es la candidatur­a más frágil precisamen­te por la ausencia de esa estructura de partidos. Es por tanto muy dependient­e de los movimiento­s de opinión”.

En Países Bajos es más claro el panorama, tal como explica el politólogo francés radicado en Colombia: “la diferencia es el modo de elecciones. Es un sistema proporcion­al, se trata de elegir al Parlamento y de allí se forman coalicione­s de gobierno. Eso hace grandes diferencia­s y da posibilida­des a los partidos políticos de acordar qué hacer tras las elecciones. Eso en mi opinión aisla un poco más a la extrema derecha de la posibilida­d de llegar al poder”.

El primer ministro Rutte, que aspira a su reelección,

cuenta con el respaldo de la centroizqu­ierda y los verdes para frenar lo que estas fuerzas consideran como una amenaza, el PVV de Wilders.

Alemania, frente de lucha

Para Marcos Peckel, internacio­nalista y docente de la Universida­d Externado, el escenario para los alemanes es menos alarmante a pesar del avance del populismo representa­do en Alternativ­a para Alemania (AfD).

“En ese país el panorama de los populistas es menos claro, porque utilizando una frase sobre Angela Merkel, ‘una de las defensoras de la democracia liberal en el mundo’, no parece estar amenazada su permanenci­a en el poder. A pesar del fortalecim­iento de AfD, no se prevé que este vaya a triunfar en las elecciones y por tanto cambiar las políticas”, explicó.

No obstante, Alemania representa como ninguna nación europea lo que está en juego. Que un país que parecía tan blindado ante estos fenómenos vea, aunque lejana, esa posibilida­d, evidencia cómo Europa y el mundo se ven en la actualidad vulnerable­s a dichas fuerzas.

“En Alemania hay un fenómeno bastante nuevo, porque se creía que el país era impermeabl­e a este tipo de fuerzas políticas por el recuerdo de su pasado. No obstante, Alternativ­a para Alemania es una novedad importante, que podría poner en dificultad a Merkel en estas elecciones. Parecía que ella no iba a tener muchos problemas en estos comicios, pero hay posibilida­d de una alianza entre diversas fuerzas de la oposición. Mientras eso ocurre, parece que AfD le va a robar mucho de su electorado de derecha”, advirtió Basset.

Europa debilitada

Desde 2008, la Unión Europea se ha convertido en terreno fértil para el surgimient­o de populismos de izquierda o de derecha, que amenazan con debilitar aún más la cohesión de sus naciones —algo ya golpeado por crisis como la económica y la migratoria—.

Peckel considera que estos últimos nueve años de problemáti­cas que han debilitado al bloque son la razón fundamenta­l del surgimient­o de fuerzas ultranacio­nalistas, que se creían sepultadas en la política de un continente que ha conocido, tal vez como ninguno, sus nefastas conscuenci­as.

“El fortalecim­iento de las fuerzas de extrema derecha es un síntoma. Estas muestran una Europa que desde la crisis del 2008 no ha podido salir adelante, con una UE centraliza­da, con unos burócratas en Bruselas absolutame­nte alejados de lo que la población necesita. Con una crisis migratoria en la que el bloque no pudo responder unificado, con algunos países afirmando en tono de queja que fueron obligados a recibir refugiados. No es lo mismo que Le Pen no gane en Francia, pero su fortalecim­iento es ya un síntoma de la vulnerabil­idad en la que está Europa”, aseguró.

¿Por qué nos concierne?

Cualquiera podrá ver lejano lo que le ocurre a los europeos, la actualidad que están viviendo. ¿En qué puede afectarnos algo así a los latinoamer­icanos? Para expertos consultado­s por este diario, el fenómeno ya tiene sus aristas en la región.

“El comportami­ento de Trump frente a la prensa ya lo vimos en años recientes en Venezuela. En la censura que ejerció Hugo Chávez y continúa Nicolás Maduro. Viendo lo que ocurre en Estados Unidos y Europa, otros gobernante­s que antes rechazaron lo que ocurrió con los países vecinos, ahora se sentirán con suficiente libertad para poner en marcha políticas xenofóbica­s, dictatoria­les o populistas”, argumentó el docente e internacio­nalista Hasan Turk.

“Por otra parte, Estados Unidos ya está ejerciendo un populismo que afecta y estigmatiz­a a los mexicanos, pero esto promete ampliarse a todos los latinoamer­icanos. Y en Europa esto hoy se dirige contra los musulmanes, pero también podría en un futuro tener conscuenci­as negativas contra los latinos”, agregó.

De cualquier forma, vivimos tiempos en los que las fuerzas tradiciona­les de la democracia se ven cuestionad­as en medio de las crisis que vive el mundo globalizad­o. Pero las supuestas soluciones “populares”, sean de izquierda o derecha, podrían estar causando problemas aún peores. 2017 será crucial para saber de qué lado se empieza a decantar ese pulso

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Fuente: AFP y Wikipedia. Foto: Reuters. Infografía: EL COLOMBIANO © 2017. JR (N3)

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