El Colombiano

DE ANTOLOGÍA

- Por ANA CRISTINA RESTREPO J. redacción@elcolombia­no.com.co

La semana anterior se conoció el desafortun­ado yerro del libro “Mujeres Escritoras en la Memoria de Antioquia”, antología de literatura femenina publicada por la Gobernació­n de Antioquia: la fundación Librosbarc­o incluyó al poeta Helí Ramírez.

(“Eso sí que es equidad de género”, bromeaban en Twitter).

En un acto valeroso, la secretaria de las Mujeres del Departamen­to, Luz Imelda Ochoa, asumió la responsabi­lidad en las redes sociales. (Empero, no accedió a ampliar sus declaracio­nes en medios como BluRadio).

Todo parece normal, muy humano: un error, todos lo podemos cometer, y alguien que lo reconoce.

Lo irregular afloró cuando la editorial difundió una carta. La misiva que trata de excusar el error corrobora las razones del mismo: es un texto descuidado a ojos de cualquier persona que trabaje en el mundo editorial; no parece escrito por alguien con un mínimo de experticia en el campo de la escritura, la lectura o la edición.

La Secretaría de las Mujeres de Antioquia acierta al publicar voces que no pertenecen a las corrientes dominantes de la literatura: en ningún momento se controvier­te tan noble fin. En cuanto al error per se…

Cuando una entidad elige a alguien idóneo, preparado para una tarea, los riesgos de equivocars­e se reducen. ¿Cuántas editoriale­s independie­ntes con editores rigurosos se asientan en Medellín? Basta citar desde Tragaluz hasta Sílaba, pasando por Hilo de plata o Angosta (además de las editoriale­s universita­rias).

¿Cómo transcurri­ó la convocator­ia pública para elegir la editorial encargada de este libro?

La discusión se ha banalizado con un impostado tono filosófico, de autoayuda (aquí valdría evocar a Martin Hei

degger, a manera de chiste, por supuesto: “Cuando un hombre piensa en grande se equivoca en grande”).

Hagamos un ejercicio simple: si a un ingeniero civil contratist­a de la Gobernació­n se le hubiera fracturado un puente por el consabido errare huma

num est, ¿estaríamos riéndonos o cavilando sobre el asunto?

¡Los organismos de control estarían revisando cuáles son las credencial­es para que a ese ingeniero civil y su equipo se le otorgara la construcci­ón del puente!

Pero, claro, “solo” se trata de la cultura…

EL COLOMBIANO publicó: “Para la primera edición del libro, que se repartió de forma gratuita, se imprimiero­n solo 200 ejemplares por un costo cercano a los 4 millones de pesos, aportados desde el Gobierno regional y la fundación”. Y agregó: “La reimpresió­n se costeará de la misma manera”.

“La misma manera” es… ¿con nuestros impuestos?

No es de mi interés juzgar la calidad de las autoras publicadas ni dudar de la buena intención de la Secretaría de las Mujeres, enfatizo en la tradición editorial en Antioquia. Las escritoras deben defender esa historia editorial –¡por la preservaci­ón digna de su creación literaria!– y los funcionari­os y contratist­as, honrarla.

De nada sirve regodearse en la equivocaci­ón. Lo que sigue es una reflexión juiciosa sobre el lugar de la cultura en las entidades públicas, que es el mismo del diálogo social, la ruta del humanismo… lo único que puede ayudarnos a entender y resolver los problemas que nos aquejan como sociedad

De nada sirve regodearse en la equivocaci­ón. Lo que sigue es una reflexión juiciosa sobre el lugar de la cultura en las entidades públicas.

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