NOS ESTAMOS AMERICANIZANDO

Todo empezó con la expresión “Sueño Americano”, cuya definición aparece en el libro de historia “American Epics”, de James Truslow.

Cuando era niña, todos hablaban de esta expresión como si fuera lo más importante que podrías hacer en tu vida. Crecí con esa idea engañosa de que fuera de mi país es donde están las oportunidades. Como yo, sé que hay muchos que crecieron con esta convicción y con el sueño de conocer el tan anhelado Disney.

Pero más allá de querernos ir a otra nación, queríamos ser como los de ese país. Ahí es donde comenzó el problema: como muchos no lograron partir hacia Estados Unidos, quisieron traerlo a nuestra cultura.

Desde los años 60 vemos el fenómeno de Halloween. Más la cosa quedó ahí: ahora no solo son brujas, ni el Día de los Muertos, son San Valentín y el día negro. Nunca había visto tanta polémica con unas elecciones presidenciales de USA, en las que queremos ser un americano más, opinar y sentirnos frágiles por lo que le pueda pasar a nuestro país amigo. ¿Es lo que les pueda suceder a ellos o lo que nos pueda ocurrir a nosotros?, ¿dónde quedará el sueño americano?, ¿dónde quedó el sueño de nuestros niños para conocer al amado Ratón?

Tuve la oportunidad de vivir ese tan anhelado sueño americano, me fui con la idea que desde pequeña me me- tieron en la cabeza, que Estados Unidos es el país de las oportunidades y en donde podemos ganar mucho más dinero y vivir mucho mejor. Y siendo sincera, sí es cierto, ¿pero a costa de qué? Tristemente a costa de nuestro tiempo, tranquilidad y digni- dad. Nuestra cultura no está preparada para vivir eso, somos un país muy diferente; estamos acostumbrados a 20 festivos en un año, a sábados y domingos libres, donde siempre tenemos tiempo; frente a 12 festivos en Estados Unidos, donde no hay horarios, ni días específicos de descanso. ¿En verdad creemos que estamos preparados para cambiar nuestra cultura e irnos a vivir afuera? El tal sueño americano no existe, como diría Santos