Un problema del que todos somos responsables
Es muy importante que entendamos que cuando, de manera individual, los seres humanos hacemos uso de los recursos, no solo los estamos gastando, sino que también estamos generando desechos y partículas que arrojamos en el entorno. Los combustibles fósiles, por ejemplo, tienen elementos y compuestos que, al quemarse, se separan y adicionan a otras partículas del aire y, de esta manera, la atmósfera pierde la capacidad para que la vida se genere y se sostenga en ella. Por lo general, cuando hacemos esto, no nos damos cuenta de que esto afecta a la cuadra, al barrio, a la ciudad. Y así, de manera individual, estamos destruyendo a nuestras familias. Por eso, hay que cambiar la mentalidad y pensar que somos seres colectivos y pensar en colectivo. Por eso es muy importante la labor pedagógica de los medios de comunicación, para que ayuden a formar consciencia en la ciudadanía sobre este problema. Las autoridades ambientales también deben ahondar en la pedagogía ciudadana y trabajar en la prevención, para no llegar a situaciones como las de hoy. En este momento, Medellín y el Valle de Aburrá están en una situación de alerta roja por la calidad del aire y se toman medidas paliativas para superar la emergencia, pero esto no es lo ideal. Es necesario tomar decisiones radicales sobre combustibles y, si es del caso, hacer ajustes radicales a los planes de ordenamiento territorial y pensar en la implantación de tecnologías más limpias. No es suficiente decir que somos innovadores, sino pensar en el diseño de la ciudad donde vamos a vivir, cómo vamos a trabajar para que la ciudad crezca de manera inteligente.