Cruzada de Brasil para abrir 13 países a carnes de res y pollo
En la primera semana desde que estalló el escándalo de la carne adulterada en Brasil, trece países cerraron sus mercados a los cortes procedentes del gigante sudamericano, otros diez lo hicieron parcialmente y cuatro aumentaron sus controles sanitarios.
Este viernes, la crisis que golpea a uno de los sectores clave de la debilitada economía brasileña sumó una nueva jornada negra: Hong Kong, su mayor importador de carne roja, decidió retirar los productos sospechosos de su mercado y la Unión Europea devolverá los que apenas estén en camino (ver Dicen de...).
El ministro de Agricultura de Brasil, Blairo Maggi, expresó su intención de viajar a China y “otros países” para intentar convencer a las autoridades de revertir la suspensión de las importaciones de carne brasileña.
Maggi está organizando su visita al gigante asiático con una delegación de empresarios brasileños para buscar un acuerdo con que logre reactivar las compras, confirmaron anoche a EFE fuentes del Ministerio de Agricultura.
Brasil es el mayor suministrador de carne bovina y de pollo a China, y el séptimo en carne porcina, con unos embarques cercanos a 80.000 toneladas mensuales y que supusieron una facturación de 2.000 millones de dólares en 2016. El país suramericano suministra 80 % de la carne de pollo que llega a China.
Maggi realizó ayer una visita en un frigorífico de carne en Río Verde (estado de Goiás, centro del país) acompañado de prensa china para mostrar la “transparencia” en el sistema de producción y los invitó a hacer inspecciones sorpresa en cualquier frigorífico del país para comprobar la calidad
de los procesos de producción de carne brasileña.
La prensa brasileña asegura que el gobierno chino quiere utilizar el embargo de carne para intentar sacar provecho, con contratos más ventajosos, en otros sectores en que tiene interés en Brasil, como energía, gas o petróleo.
Según la Policía Federal, algunas de las principales compañías cárnicas del país, entre ellas JBS y BRF, “maquillaron” con productos químicos carnes que estaban en mal estado y no cumplían con los requisitos para el consumo, para lo cual contaron con la complicidad de decenas de fiscales sanitarios corruptos