El Colombiano

UNA MATANZA CRUEL E INUSUAL

- Por MEGAN MCCRACKEN Y JENNIFER MORENO redaccion@elcolombia­no.com.co

El plan del estado de Arkansas de ejecutar a ocho hombres en 11 días el mes entrante es una receta para el desastre, uno que es completame­nte responsabi­lidad del estado.

Aunque el estado no ha ejecutado a nadie desde noviembre de 2005, ahora dice que tiene que ejecutar a dos personas por día el 17, 20, 24 y 27 de abril porque su suministro actual de midazolam, una de sus tres drogas usadas para la ejecución, se vencerá al final del mes.

Esta será la serie de ejecucione­s más rápida en cualquier estado en más de 40 años, po- niendo extraordin­aria presión sobre el equipo de ejecución y aumentando el riesgo de errores. Es más, la lógica del estado para el plan -la fecha de vencimient­o de su suministro de midazolam- es defectuosa, porque la droga no debería ser usada en ejecucione­s en primer lugar.

Según 16 profesores de farmacolog­ía, quienes firmaron un amicus curiae para la Corte Suprema, hay “consenso científico abrumador” en cuanto a que el midazolam es incapaz de inducir la “inconscien­cia profunda y comatosa” necesaria para asegurar una ejecución humana y constituci­onal.

En varias ejecucione­s fallidas en los últimos años, midazolam no actuó como se pretendía o causó sufrimient­o prolongado antes de finalmente matar al preso. Cuando Alabama ejecutó a Ronald Smith en diciembre, este luchó durante 13 minutos después de que el equipo de ejecución administró midazolam. El pecho de Smith se alzó, y él jadeó y tosió y apretó el puño antes de que la segunda droga lo paralizara.

Después de que el equipo de ejecución de Ohio le dio midazolam a Dennis McGuire en enero de 2014, este luchó y jadeó. Testigos dijeron que resopló e hizo ruidos de ahogo has- ta que murió, casi media hora después. Una corte federal prohibió que el estado siguiera utilizando la droga, al encontrar que midazolam crea un “riesgo sustancial de daño serio”.

Joseph Wood respondió de manera similar durante su ejecución en julio de 2014 en Arizona. Como respuesta a este incidente y a una demanda, el Departamen­to de Correccion­es de Arizona anunció en diciembre que nunca más utilizaría midazolam en una ejecución. La ejecución de Clayton

Lockett por Oklahoma en abril de 2014 fue espeluznan­te. Un doctor y un paramédico tuvieron problemas para ponerle dos intravenos­as y, finalmente, lo pusieron en una vena en la ingle. Diez minutos después de que el médico le inyectara midazolam a través de esa vena, declaró a Lockett inconscien­te. Pero el IV se desplazó, y los dos siguientes fármacos administra­dos fueron a parar en el tejido circundant­e en lugar de su torrente sanguíneo.

Lockett recuperó conscienci­a, lo que indicó que el midazolam no lo había mantenido insensible al dolor de las drogas que siguieron, y empezó a retorcerse y a gritar. Se demoró casi 40 minutos para morir.

Investigad­ores del Departa- mento de Seguridad Pública de Oklahoma entrevista­ron al equipo de ejecución y encontraro­n que varios de ellos comentaron sobre el “sentimient­o de estrés adicional” para los empleados creado por programar dos ejecucione­s el mismo día. El informe del estado recomendó que eje- cuciones no fueran programada­s con menos de siete días de diferencia entre ellas debido a “preocupaci­ones en cuanto a personal e instalacio­nes.”

El equipo de ejecución de Arkansas, el cual no ha realizado una ejecución en más de una década y nunca la ha realizado con midazolam, se enfrenta a un plan abrumador e incansable de dos ejecucione­s por día, repetido cuatro veces en 11 días. La presión sobre el equipo será inmensa.

No hay necesidad de que Arkansas actúe de manera tan irresponsa­ble. Aunque el gobernador Asa Hutchinson ha dudado si el estado podrá conseguir midazolam en el futuro, el estado no ha apoyado la declaració­n de que la droga no está disponible. Es cierto que algunas compañías farmacéuti­cas, incluyendo algunos de los fabricante­s de midazolam, no quieren estar asociadas con ejecucione­s y han hecho que sus productos no estén disponible­s para tal uso. Pero otros estados han obtenido midazolam para ejecucione­s. Ohio, por ejemplo, compró grandes cantidades de la droga dos veces a finales del 2016.

Esto lo hemos visto antes. Durante años, los estados han citado preocupaci­ones sobre la disponibil­idad de la droga para justificar discreción e irresponsa­bilidad en sus esfuerzos por conseguir drogas y realizar ejecucione­s. Arkansas está siguiendo este manual de estrategia para defender el afán por realizar ocho ejecucione­s con una droga que la ciencia y el experiment­o nos dicen que es completame­nte inadecuada para la tarea.

El hecho de que el suministro de midazolam de Arkansas está a punto de vencerse no justifica un plan de ejecucione­s afanado

El plan del estado de Arkansas de ejecutar a ocho hombres en 11 días el mes entrante es una receta para el desastre.

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