El Colombiano

Donald Trump reta la lucha contra el cambio climático.

El presidente destruyó el legado de Obama para luchar contra el cambio climático. ¿Cumplirá el mundo la meta?

- Por DANIEL ARMIROLA R.

Tal como había prometido durante todo el 2016, incluso llegando al extremo del negacionis­mo —en contra del consenso de la comunidad científica mundial—, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, empezó a destruir el legado dejado por Barack Obama para que el principal emisor global de gases de efecto invernader­o empezara a luchar contra el cambio climático.

En una orden ejecutiva prácticame­nte anula cualquier intento de resolver la situación que amenaza al planeta entero, y despoja de responsabi­lidad a la potencia.

Una pieza clave del decreto que firmó Trump ayer en la sede de la Agencia de Protección Medioambie­ntal (EPA) en Washington, es que elimina el requisito de que las agencias del gobierno consideren el impacto para el cambio climático en su toma de decisiones.

Pero no es solo eso. El presidente ataca el corazón del compromiso estadounid­ense con el planeta, plasmado en la Conferenci­a de las Partes de París ( COP21): el Plan de Energía Limpia impulsado por Obama, en el que traza una serie de directrice­s y estrategia­s para llegar a la meta de 32 % de reducción de emisiones a 2030.

Argumenta con el empleo

Como con otros asuntos polémicos, Trump se dedicó a celebrar y recalcar el carácter histórico de su decisión, en el breve discurso que pronunció antes de suscribir la orden.

“Tal vez ninguna normativa amenaza más a nuestros mineros, obreros y compañías de la energía que este ataque contra la industria estadouni- dense. Estamos poniendo fin al robo contra la prosperida­d, y reconstruy­endo a nuestro amado país”, dijo.

“Se trata del gran inicio de una nueva era en la energía estadounid­ense y en la creación de empleo. La orden que firmaré hoy eliminará la intrusión federal, restaurará la libertad económica, y le permitirá a nuestras empresas y trabajador­es competir, prosperar y triun- far a un nivel no visto en más de ocho años”, agregó.

“De eso se trata todo, de recuperar nuestros trabajos, recuperar nuestros sueños, y hacer a Estados Unidos adinerado de nuevo. La guerra al carbón ha terminado. Cumpliré mi promesa para poner a los mineros de nuevo a trabajar en carbón limpio, muy limpio. Tendremos aire limpio, pero tantas regulacion­es son innecesari­as”, concluyó.

¿Apoyo en Washington?

Reunidos en la sede de la EPA, ente que en años recientes dio duros golpes a los intereses de esas mismas personas, los magnates de la industria del carbón y otras que se benefician de ella, tal como representa­ntes de los mineros y trabajador­es, aplaudiero­n al unísono las palabras de Trump.

Pero ¿es igual en las institucio­nes, entre los políticos, las ONG, los activistas? ¿Qué piensa, en suma, la sociedad estadounid­ense de esto? ¿y por qué Trump parece avanzar con facilidad en su cruzada contra una normativa ambiental más estricta?

En diálogo con EL COLOMBIANO, expertos opinaron sobre el tema. Emilio Viano, politólogo y docente de la American University (Washington D.C), consideró que “la mayoría de los republican­os tiende a pensar que el cambio climático no es necesariam­ente el efecto de acciones humanas sino algo normal. Utilizan ese argumento para oponerse a medidas que protegen el medio ambiente y para apoyar los intereses de la industria pesada y minera”.

“En el fondo, su objetivo radica en ampliar la base industrial del país pero al menor costo posible —con la más alta ganancia, por ende— sin esas restriccio­nes”, explicó.

Un revés de magnitud global

El 12 de diciembre de 2015, a pesar del escepticis­mo de científico­s y activistas, los líderes mundiales llegaron a un pacto sin precedente­s, que trazó una sumatoria de aportes nacionales en reducción de emisiones para lograr un aumento de la temperatur­a menor a 1,5 grados para 2030.

Lo más complicado de ese pacto “histórico” —tal como fue calificado—, fue lograr compromiso­s de los principale­s contaminad­ores: Estados Unidos y China. La solidarida­d del entonces mandatario de la potencia norteameri­cana, Barack Obama, logró esperanzar a todos al final de la COP21.

¿Pero qué implicacio­nes tendrá la decisión de Trump para el acuerdo de París y, por ende, para la lucha contra el cambio climático? Para Daniel Pabón, doctor en Meteorolog­ía y docente de la Universida­d Nacional, afirmó que “se trata de un hecho muy grave para el mundo, en la medida en que se trata de uno de los países que más emite gases de efecto invernader­o. Su compromiso además no era solo dentro de su territorio, sino que había pactado apoyar a las otras naciones para el cumplimien­to de sus metas”.

“A pesar de numerosas dificultad­es, con Obama se había logrado avanzar en distintos asuntos, pero ahora el cambio de rumbo en EE. UU. implica que la meta pactada en París será complicada de cumplir para los demás”, auguró

40% de las emisiones de CO2 en el planeta correspond­en a China y Estados Unidos.

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FOTO REUTERS Trump llevó a Washington representa­ntes de los mineros argumentan­do que es más necesario crear empleo.

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