El Colombiano

2. BEATRIZ SE ILUMINA CUANDO VE A SU NIETA

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Una mujer que la tiene clara. Ni las depresione­s que le dan, ni los fuertes dolores de cabeza que padece le confunden el rumbo. Ella quiere dejarle un futuro a sus dos hijas y a su nieta, María José, la luz de sus ojos. “Cuando veo a mi nieta se me alegra el corazón, quiero que crezca sana y feliz. Eso es lo que me llena de ganas para vivir”, dice sonriendo Beatriz Elena Velásquez, paciente de acromegali­a. Cuando cumplió 28 años, los zapatos que tenía comenzaron a quedarle pequeños, sentía fuertes jaquecas, y sudaba en exceso. Pensó que se trataba de migraña hasta que se dio cuenta que ninguna pastilla le calmaba el dolor. De calzar 37, pasó a 41, y sufrió el agrandamie­nto de los huesos de su cabeza, sus manos y sus pies. Al acudir al médico el diagnós-

“Veo a mi nieta y se me alegra el corazón, quiero que crezca sana y feliz. Eso es lo que me llena de ganas para vivir”. BEATRIZ ELENA VELÁSQUEZ Ama de casa.

tico fue contundent­e: tenía un tumor en la hipófisis, por lo cual sufría de acromegali­a. La depresión, causada por el aumento de las hormonas de cortisol, es otro de los efectos de esta ER. Beatriz ha intentado quitarse la vida en dos ocasiones.

Carlos Builes Barrera, médico endocrinól­ogo que la conoce hace siete años, dice que el caso de Beatriz es especial, debido a que

los tratamient­os con fármacos y cirugía no responden en ella como sucede normalment­e con otros pacientes. Beatriz ha sido intervenid­a quirúrgica­mente en cuatro ocasiones sin lograr extirpar el tumor en su totalidad. Las dosis mensuales de octreotide o lanreotide (inyeccione­s) para detener el crecimient­o causado por el tumor cuestan entre cuatro y cinco millones de pesos. “A Beatriz se le recetó pegvisoman­t, un medicament­o vital no disponible en Colombia que puede costar hasta 15 millones de pesos al mes”, señala el doctor Builes.

LuzMarinaV­élez, directora de la fundación Vivir Creciendo, señala que los pacientes que padecen acromegali­a son considerad­os de alto de costo. Por estos días Beatriz recibió una nueva dosis de lanreotide, con lo cual espera estar más radiante para jugar y sonreír con su nieta.

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