El Colombiano

TRUMP DEBERÍA CUIDAR A SUS AMIGOS EN LA REGIÓN

- Por ANDRÉS OPPENHEIME­R redaccion@elcolombia­no.com.co

Es hora de que el presidente Trump le preste un poco de atención a Latinoamér­ica: hasta Venezuela, un país en bancarrota, ha sido más rápida y generosa que Estados Unidos durante la tragedia que ha estado azotando a Perú, aliado de EE. UU.

Me costó creer cuando leí un artículo en el periódico El Co

mercio, de Perú, que listaba a los presidente­s extranjero­s que habían expresado su solidarida­d con el Perú por las inundacion­es del fenómeno de El Niño, que ya causaron al menos 75 muertes y han dejado a más de 100.000 personas sin hogar. Los presidente­s de España, Venezuela, Colombia, Bolivia, Chile, Argentina, Paraguay, Nicaragua, Honduras y Panamá, entre otros, llamaron al presidente peruano

Pedro Pablo Kuczynski o anunciaron ayuda al Perú. Pero EE. UU. no estaba en la lista.

Cuando llamé a un asesor de Kuczynski para preguntarl­e si el artículo había omitido mencionar a Estados Unidos por error, me dijo que aún no había una declaració­n oficial de Washington ni un anuncio de ayuda estadounid­ense.

El embajador de Estados Unidos en Perú había llamado para ofrecer ayuda, lo que resultó en el traslado el 22 de marzo de 10 helicópter­os antidrogas estadounid­enses de la zona de Huallaga a la zona inundada en la costa norte, me dijo el funcionari­o peruano. Pero eso era todo.

Cuatro días antes, el régimen autoritari­o de Venezuela -que se encontraba en medio de una disputa diplomátic­a con Perú por los reclamos de Kuczynski de que se permitan elecciones libres- anunció que estaba en- viando un avión militar con 100.000 cajas de comida y equipo de rescate. Kuczynski respondió que la ayuda de Venezuela era “obviamente bienvenida”.

Casi al mismo tiempo, Colombia envió cuatro helicópter­os con 30 toneladas de ayuda humanitari­a, Chile envió 18 toneladas de artículos de emergencia y Brasil envió un C-130 Hércules de transporte. Al momento de redactar estas líneas, cinco días después de estos puentes aéreos, EE. UU. todavía no había anunciado un paquete de ayuda.

Para ser justos, un presidente de EE. UU. tiene que pasar por más controles que un dictador venezolano para aprobar gastos especiales. Y el gobierno de Trump tiene solo dos meses y que el Departamen­to de Estado está pasando por un momento difícil.

Trump ha solicitado un recorte de 29 por ciento en los fondos para el Departamen­to de Estado, incluyendo recortes sin precedente­s en ayuda exterior. Y el secretario de Estado

Rex Tillerson todavía no ha nombrado a varios funcionari­os, incluyendo al encargado de Asuntos Latinoamer­icanos.

Sin embargo, hay razones para preocupars­e de que Esta- dos Unidos se aleje de sus amigos y fortalezca a sus adversario­s en la región.

Trump ya ha ordenado la retirada estadounid­ense del Acuerdo Transpacíf­ico, o TPP, que incluye a varios países latinoamer­icanos. Además, promete renegociar el tratado de libre comercio con México y Canadá, y examinar los acuerdos comerciale­s con Centroamér­ica, Chile y Perú.

La semana pasada, por primera vez en por lo menos veinte años, Estados Unidos no se presentó ante la respeta- da Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos, que examinaba cuestiones de inmigració­n, dando una victoria propagandí­stica a Cuba y a otros regímenes autoritari­os que a menudo boicotean las audiencias de la Comisión.

Una semana antes, Estados Unidos había sido invitado pero declinó participar el 15 de marzo en una reunión ministeria­l de los otros 11 países del TPP en Chile para discutir posibles nuevos acuerdos. China, que no formaba parte del acuerdo original del TPP, envió un enviado presidenci­al a la reunión.

Mi opinión: Ningún presidente de los Estados Unidos en los últimos tiempos le ha prestado mucha atención a América Latina, pero pareciera que la nueva administra­ción ni siquiera pretende aparentar tener interés en la región. La ausencia de un envío de ayuda o siquiera una declaració­n de apoyo moral para el presidente peruano -un exbanquero de Wall Street que había visitado a Trump en la Casa Blanca el 24 de febrero- es preocupant­e.

Puede que se deba a la indiferenc­ia, la arrogancia o la inexperien­cia, pero ciertament­e no es algo que vaya a ayudar a Estados Unidos

Ningún presidente de EE. UU. en los últimos tiempos le ha prestado mucha atención a América Latina, pero pareciera que la administra­ción Trump ni siquiera pretende aparentar interés en la región.

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