“PORTATE BIEN”
“Domar” y “formar” no son sinónimos. ¿Obvio?
La evidencia demuestra, una vez más, que el núcleo de ambas definiciones se asume con ligereza…
En las calles de Medellín se despliega la nueva campaña “Portate bien”, con la cual la Alcaldía “invita a erradicar los principales comportamientos que alteran la convivencia ciudadana”. Algunos la asocian con la de Antanas Mockus en Bogotá: ¡nada que ver!
Si bien la doma y la formación buscan modificar antiguos comportamientos y generar nuevos, la primera se basa en el estímulo castigo/recompensa para fijar la norma en la memoria por medio del miedo o la satisfacción (“A usted le faltaron citas con la doctora Correa”, repetía mi primer jefe); la segunda también aspira a la recordación pero a través del entendimiento de las razones por las cuales es bueno cumplir la regla, por el beneficio propio y el ajeno.
Un caballo de paso no razona bajo cuál aire se moverá sobre la pista de resonancia, pero su cuerpo evoca la fusta y la caricia. A falta de capacidad de razonamiento en el animal, el amo apela al instinto.
Al determinar como objetivo la “erradicación” de comportamientos, la campaña “Portate bien” reconoce que parte de la corrección. Se concentra en el yerro.
Por ejemplo: “No peliés/ que seguro vas a perder/ Podés perder tu plata,/ tu familia, tu libertad/ y hasta tu vida”. Ergo: quien tenga la seguridad de que “va a ganar” sí puede pelear (digamos, quien con pistola en mano enfrenta a alguien inerme). En primera instancia, la dicotomía perdedor/ganador traslada la discusión al discurso competitivo de los “machos”, contra el cual se ha venido luchando desde los sectores público y privado, dadas las nefastas consecuencias de su exaltación. En segundo lugar, el mensaje se degrada aún más cuando se refiere a la posibilidad de perder “hasta la vida”: la amenaza reemplaza a la convicción como motor de cambio. Doma, no forma. Más ejemplos (con el Código de Policía como zurriago): “Estás botando basura/ estás botando tu plata/ Tirar la basura donde no es/ tiene multa” o “Esa canción/ te va a salir muy cara/ Poner música a todo volumen/ tiene multa”. ¿Dar sentido a la norma para proteger el patrimonio individual (no colectivo) que es el dinero? ¿Lo relevante es solo evitar el castigo? ¿Dónde está el reconocimiento del otro como espejo, como alguien que podría ser yo mismo?
A diferencia de la doma, la formación escudriña en el ser humano para encontrar su mejor versión y potenciarla en favor de la comunidad.
Revisemos el mensaje más devastador: “Vámonos que ya estás hablando bobadas”. ¿ Acaso no hemos entendido que llevamos décadas matándonos precisamente por no escuchar? ¿Qué tipo de mensaje público es “solo escuche al otro cuando diga lo que a usted le guste, y si no márchese”? (El relato ‘Medellín’, de Miguel
Rivas, ilustra mi argumento: http://bit.ly/1xyhcQN ).
“Portate bien” tiene buena intención, sin duda alguna. Ya veremos si responden los ecos de la comunidad… o los de una pista de resonancia
“Portate bien” tiene buena intención, sin duda alguna. Ya veremos si responden los ecos de la comunidad… o los de una pista de resonancia.