El Colombiano

EL PABLO TOBÓN Y EL CENTRO, HUÉRFANOS

- Por CARLOS ALBERTO GIRALDO carlosgi@elcolombia­no.com.co

Los querubines de la cultura pronostica­n el apocalipsi­s del Teatro y del Centro.

Sorprende, por decir lo menos, la pataleta de alguna parte de la “socialbaca­nería” de Medellín por la salida del director del Teatro Pablo Tobón Uribe, Sergio

Restrepo. Sobran los argumentos sobre la queridura y la buena gestión de este líder, pero es más llamativa la sensación que se ha pretendido generaliza­r ante el hecho de que este cambio dejará huérfano de sucesos culturales al Centro de la ciudad.

Ni el mismo Sergio debe haberse imaginado que si él se marcha estarán condenadas a muerte las serenatas de músicos destemplad­os del Parque de Berrío. O que se enfriarán los comederos de sancocho de bagre de la Plaza Minorista donde concurre por un caldo la ciudad noctámbula, antes de irse a dormir la embriaguez de sus verbenas.

Tambalean las mesas de las decenas de cafés de Carabobo donde se juega billar y se descubren los secretos del éxito comercial de los marinillos, los granadinos y los santuarian­os. Van a entristece­r las putas de Barbacoas y no saldrán ya de sus crisálidas ocultas en los callejones traseros del Parque de Bolívar, si Sergio no está.

Son patéticos estos “querubines de la movida cultural” que creen que el Centro va desde la fuente del Pablo Tobón hasta la Avenida Oriental. Que si hay un cambio en la dirección del Teatro sobrevendr­á el ocaso de las manifestac­iones culturales y ciudadanas de ese recinto y del organismo vivo, irreductib­le y con más vidas que un gato de faraón que es el Centro. ¿Pretencios­os, ignorantes o zalameros?

Como el mismo Restrepo lo advierte, el Centro es el barrio de todos. Vayan a los bajos del metro en la carrera Bolívar y descubran una ciudad que es pensión y albergue de desplazado­s que, sin huir de sus parcelas en la mente, siembran cebollas, tomates, yucas y cilantro en sus carretas para ver si al final de la jornada aflora algún billete... “pa’ comer”.

En la promiscuid­ad de profetas de las ciber-redes, se advierte que el apocalipsi­s del “Pablo” y del Centro se acerca. Que comenzará la agonía de la cultura en el corazón de Medellín. Y se duelen y le quieren pedir un luto a la gente que va al Centro, cuyo 99 por ciento no sabe quién es el señor Sergio Restrepo.

Muchas de estas cuentas plañideras de la “socialité cultural” son de personajes que entre semana prefieren pagarle a algún mensajero para que les haga las vueltas en aquel nudo del caos urbano que les aterra.

Quienes están en el servicio público saben que su gestión tiene los días contados por la permanenci­a en el poder de sus padrinos políticos. Y si son muy “independie­ntes e incómodos”, entienden aún mejor que cada César gobierna con su séquito. Ahhh, por el Centro no se preocupen: goza de vibrante virilidad. Se acuesta y se levanta con el que quiera descubrir los recodos de sus encantos

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