El Colombiano

A LAS AUDIENCIAS, MUCHAS GRACIAS

- Por VICTOR LEÓN ZULUAGA S. defensorde­audiencias@elcolombia­no.com

Esta es mi última columna como Defensor de las Audiencias de EL COLOMBIANO.

Quiero expresarle­s a todos los lectores del periódico mi gratitud por el apoyo que me ofrecieron como un oidor de sus inquietude­s.

Durante el año 2016 recibí 2.364 comentario­s y críticas. Todos fueron dirigidos a los editores y macroedito­res en la Sala de Redacción y a la directora del periódico. De igual manera lo hice desde que asumí este compromiso.

Valoro la colaboraci­ón de quienes con asiduidad reportaron los errores y equivocaci­ones sobre los contenidos informativ­os o solicitaro­n aclaracion­es, rectificac­iones y explicacio­nes.

Percibí en los mensajes la intención de ayudar a mejorar la calidad de la informació­n. Entiendo que una imprecisió­n o un error generan malestar y desconfian­za, aunque esta visión no coincida con la del periodista.

Defendí la aspiración de los lectores de encontrar en el periódico la informació­n ve- raz, plural, responsabl­e y transparen­te a que tienen derecho como ciudadanos y miembros de una comunidad en la que el periódico es el vocero de sus intereses vitales.

La columna semanal buscó echarle luz a las críticas y cuestiones de los lectores con un énfasis pedagógico para estimular la participac­ión de las audiencias y su formación crítica y, a la vez, alentar la autocrític­a entre los periodista­s.

Los ciudadanos se ven hoy confundido­s por el bombardeo de noticias y de contenidos falsos. Los periódicos tienen en esta coyuntura, que asusta a muchos, la oportunida­d de mantener con coraje y transparen­cia los valores y principios del periodismo. Las defensoría­s, como instrument­os de autorregul­ación profesiona­l, contribuye­n a esta causa.

Gracias a mis antecesore­s. A Jesús Vallejo Mejía, Ja-

vier Darío Restrepo, Juan Luis Mejía y Juan José García les correspond­ió abrir la ventana a los lectores para que sus voces se oyeran y fueran tenidas en cuenta en la sala de redacción.

Y gracias a las directoras de EL COLOMBIANO, Ana

Mercedes Gómez Martínez y Martha Ortiz Gómez, por el voto de confianza. Siempre gocé de independen­cia y autonomía para ejercer esta compleja labor de mediador, que pudo dejar lectores insatisfec­hos y periodista­s inconforme­s, quizás porque el papel de la defensoría es hablarle a la conciencia de unos y otros, sin intervenir directamen­te en las decisiones que se tomen en la sala de redacción y en otras instancias.

“El Defensor apunta a la consecució­n de dos objetivos indisolubl­emente unidos: el primero, el lograr la excelencia profesiona­l; el segundo, el servir con eficiencia al ciudadano”. Estas palabras del periodista y profesor universita­rio Carlos Maciá Barber guiaron mi gestión. Invito a las audiencias a participar activament­e con sus comentario­s, críticas y aportes, con el objetivo de mejorar la calidad de la informació­n que reciben.

Y a los periodista­s, a buscar la verdad, más hoy cuando se predican posverdade­s y otras ideas afines que son una trampa para el periodismo, las audiencias y los ciudadanos. Mantener los principios, abrirle las puertas a la innovación, robustecer las relaciones con las audiencias, recibir los comentario­s de ellas con humildad y alentar la autocrític­a, son requisitos de credibilid­ad y periodismo de calidad.

A todos nos interesa. Es, además, la obligación de quienes tenemos como misión garantizar el derecho a la informació­n

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